20/1/15

Poema de Daniel Arias


La porcelana del mar esta dentro nuestro,
y en la espuma del cielo
con círculos solitarios siempre alejándose.
Es también un castillo con almenas y torres de oro,
una mujer de arena, la rosa de sal
y los naufragios con distintas voces
que estallan en la memoria incesante y rutinaria.

Esa memoria, que tañe como el agua el clamor infinito,
como la permanente roca
hundida y saqueada por olas incansables,
teje y desteje el pasado y el futuro,
un tiempo y otro tiempo,
 viejas piedras ardiendo en cada ribera
que las brumas ocultan.
Nubes que los vientos muerden en su camino solitario,
llevan remolinos de señales
ráfaga de luces y sombras escurriendo en un juego perpetuo de signos y oración.

Somos el mar,
olvidados dioses con mantos de sal,
torrente de caminos y viajantes,
campos de batalla,
conquistadores y redimidos,
insinuación, conjetura, acción, demonio y poder.

El mar, tañe la campana del naufragio.



© Daniel Arias

3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Que bueno Daniel! Cariños, Dolores Pombo

22 de enero de 2015, 19:34  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sí Daniel, somos el mar. Pero lo olvidamos todos los días.

Me encantó tu poema.


Abrazo,

Alicia Márquez

23 de enero de 2015, 19:28  
Blogger Elisabet Cincotta ha dicho...

Sí somos el mar con todo lo que serlo conlleva y a veces no sabemos comprendernos lo suficiente.

Abrazo
Elisabet

26 de enero de 2015, 17:28  

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