Poema de Roxana Palacios

De este lado de la casa

Digo que la vida también es el poema,

el roble del jardín y la imagen

de mi madre en el camino del auto,

cazando arañas con palitos de escoba.

Recuerdo verlas salir en busca de comida

sobre las telas de los respiraderos.

Y digo que la vida es y no es la palabra

porque mientras escribo

y todos duermen en la planta alta,

mientras mi padre está  bajo tierra

y yo elijo qué tecla presionar

para dar cuenta del vacío en la mesa

y el timbre de su voz -las manos

transcribiendo leyes o ecuaciones-,

la lluvia vuelve a escucharse

de este lado de la casa y eso también

quiere ser parte del poema. 

Fue Wittgenstein, creo, el que nos previno

cuando llenó el mundo de giros y proposiciones

entre la lógica y la trascendencia

en un intento de ser comprendido.

Me asomo a la ventana.

Los focos de la vigilancia se achican 

detrás de las enredaderas.

Vuelvo a la hoja, al límite de mi lenguaje,

al beso de mi padre antes de escribir. 

Y no es que haya dejado de extrañarlo,

es que en este aire me parece vivo.

© Roxana Palacios