8/6/14

Texto de Gabriela Yocco


Carta primera

Madre, aquí estoy. Libre de sombras y también de luz. Parada como ciega en la penumbra. Estatua de sal. Hoy recordé tu nombre mientras vigilaba los brotes de las plantas, su terco verdor. Es otoño, madre, pero las flores persisten y el color de la tarde es una sangre que cae.

Hay en torno un silencio manso, las cosas se callan y por detrás de ese silencio la misma niña con su llanto espera que amanezca. Sabe que toda noche lleva el fin, en algún rincón del horizonte. El sueño es una manta áspera llena de fotos y en un extremo tiene la mueca del olvido. Yo acaricio el borde de la ausencia para darle calor.

Madre, así parada puedo tocar la palma de dios y todavía ver en tus ojos el extremo de la vida. Pero es otro este camino bajo mis pies y aún no puedo descifrar sus coordenadas. Sos la sombra en el espejo y esta geografía en mí que te repite como la palabra de un loco.

A veces, la memoria me da tregua; espero entonces el llamado, tu voz tajeando la distancia. ¿Por qué el tiempo es mudo, madre?

Corro hacia el dintel de la lluvia. Un párpado de luz cierra las ventanas. Entonces las horas semejan una larguísima espina que encuentra centro en el corazón.

Esta es mi palabra, madre, huérfana de tu nombre. 


© Gabriela Yocco 

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24 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

me parte tanta ternura, dolor y belleza juntos. tremendo texto. Susana zazzetti

9 de junio de 2014, 21:11  
Anonymous MILAGROS RODRÍGUEZ ha dicho...

Bellísimo poema Gabriela!

10 de junio de 2014, 19:07  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Gabriela: En tu poema se advierte la absoluta libertad de quien se entrega a la palabra, un lirismo puro y sin contaminar libre de falsas estructuras anquilosadas, un logro en las imágenes que brillan y dan certeramente en el blanco, un ritmo que nos conduce en todo momento al fluir de la orfandad que se repite en todas las cosas desde una voz que tiene algo que decir y lo dice con la palabra exacta, no con la rima fácil, no con la métrica forzada, sino con el torrente de la poesía en la que estás inmersa. Algunas de las imágenes que me impactaron/conmovieron :”el color de la sangre es una tarde que cae”; “el sueño es una manta áspera llena de fotos”;”puedo tocar la palma de dios y todavía ver en tus ojos el extremo de la vida”;”¿Por qué el tiempo es mudo, madre?”;”Corro hacia el dintel de la lluvia”;”Esta es mi palabra, madre, huérfana de tu nombre”.
Gracias a vos por escribir este poema y a Gus por publicarlo. Estoy maravillada Irene Marks

15 de junio de 2014, 15:59  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Gabriela: En tu poema se advierte la absoluta libertad de quien se entrega a la palabra, un lirismo puro y sin contaminar libre de falsas estructuras anquilosadas, un logro en las imágenes que brillan y dan certeramente en el blanco, un ritmo que nos conduce en todo momento al fluir de la orfandad que se repite en todas las cosas desde una voz que tiene algo que decir y lo dice con la palabra exacta, no con la rima fácil, no con la métrica forzada, sino con el torrente de la poesía en la que estás inmersa. Algunas de las imágenes que me impactaron/conmovieron :”el color de la sangre es una tarde que cae”; “el sueño es una manta áspera llena de fotos”;”puedo tocar la palma de dios y todavía ver en tus ojos el extremo de la vida”;”¿Por qué el tiempo es mudo, madre?”;”Corro hacia el dintel de la lluvia”;”Esta es mi palabra, madre, huérfana de tu nombre”.
Gracias a vos por escribir este poema y a Gus por publicarlo. Estoy maravillada Irene Marks

15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Gabriela: En tu poema se advierte la absoluta libertad de quien se entrega a la palabra, un lirismo puro y sin contaminar libre de falsas estructuras anquilosadas, un logro en las imágenes que brillan y dan certeramente en el blanco, un ritmo que nos conduce en todo momento al fluir de la orfandad que se repite en todas las cosas desde una voz que tiene algo que decir y lo dice con la palabra exacta, no con la rima fácil, no con la métrica forzada, sino con el torrente de la poesía en la que estás inmersa. Algunas de las imágenes que me impactaron/conmovieron :”el color de la sangre es una tarde que cae”; “el sueño es una manta áspera llena de fotos”;”puedo tocar la palma de dios y todavía ver en tus ojos el extremo de la vida”;”¿Por qué el tiempo es mudo, madre?”;”Corro hacia el dintel de la lluvia”;”Esta es mi palabra, madre, huérfana de tu nombre”.
Gracias a vos por escribir este poema y a Gus por publicarlo. Estoy maravillada Irene Marks

15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Gabriela: En tu poema se advierte la absoluta libertad de quien se entrega a la palabra, un lirismo puro y sin contaminar libre de falsas estructuras anquilosadas, un logro en las imágenes que brillan y dan certeramente en el blanco, un ritmo que nos conduce en todo momento al fluir de la orfandad que se repite en todas las cosas desde una voz que tiene algo que decir y lo dice con la palabra exacta, no con la rima fácil, no con la métrica forzada, sino con el torrente de la poesía en la que estás inmersa. Algunas de las imágenes que me impactaron/conmovieron :”el color de la sangre es una tarde que cae”; “el sueño es una manta áspera llena de fotos”;”puedo tocar la palma de dios y todavía ver en tus ojos el extremo de la vida”;”¿Por qué el tiempo es mudo, madre?”;”Corro hacia el dintel de la lluvia”;”Esta es mi palabra, madre, huérfana de tu nombre”.
Gracias a vos por escribir este poema y a Gus por publicarlo. Estoy maravillada Irene Marks

15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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Anonymous Anónimo ha dicho...

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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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15 de junio de 2014, 16:01  
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15 de junio de 2014, 16:01  
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15 de junio de 2014, 16:01  
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15 de junio de 2014, 16:01  
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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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15 de junio de 2014, 16:01  
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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Gabriela: En tu poema se advierte la absoluta libertad de quien se entrega a la palabra, un lirismo puro y sin contaminar libre de falsas estructuras anquilosadas, un logro en las imágenes que brillan y dan certeramente en el blanco, un ritmo que nos conduce en todo momento al fluir de la orfandad que se repite en todas las cosas desde una voz que tiene algo que decir y lo dice con la palabra exacta, no con la rima fácil, no con la métrica forzada, sino con el torrente de la poesía en la que estás inmersa. Algunas de las imágenes que me impactaron/conmovieron :”el color de la sangre es una tarde que cae”; “el sueño es una manta áspera llena de fotos”;”puedo tocar la palma de dios y todavía ver en tus ojos el extremo de la vida”;”¿Por qué el tiempo es mudo, madre?”;”Corro hacia el dintel de la lluvia”;”Esta es mi palabra, madre, huérfana de tu nombre”.
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15 de junio de 2014, 16:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

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Gracias a vos por escribir este poema y a Gus por publicarlo. Estoy maravillada Irene Marks

15 de junio de 2014, 16:01  
Blogger www.elmarquellevoadentro.blogspot..com ha dicho...

Gabriela: nO recuerdo haberte leído antes... pero este poema, a mí, que también estoy huérfana de su nombre, me llegó hasta las lágrimas.... hermoso!!!! Gracias. Sonia Del Papa Ferraro

16 de junio de 2014, 18:50  
Anonymous Roxana Palacios ha dicho...

un gusto leerlo, Gabriela

20 de junio de 2014, 20:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Conmovedor. Paolantonio.

23 de junio de 2014, 21:37  

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