7/6/14

Poema de Isabel Llorca Bosco



DISPERSIÓN

                            Lucas, 21:33
                                                        
Pasarán mis palabras
como el quejido de los gatos pequeños que comen las raíces de la lluvia,
que es preferible ahogarlos –según dicen- antes que pasen a mayores.
Pasarán mis palabras, Señor, y no cambiará el mundo.
No seré más libre,
ni habrá menos lugares vacíos desde siempre.
Pasarán como el agua por los vidrios,
aunque queden después sucios y opacos
como el río de mi ciudad,
que de tan solo
sólo tiene una orilla.
Y si llegan a desprenderse mis palabras,
de mí sólo quedará
la forma de mi boca
en un callado grito.
Toda totalidad se habrá perdido.
A nadie le importará comprender.
Si tengo suerte, alguno levantará un fragmento
de mi rompecabezas
para hacerlo jugar en otros marcos, cambiándole el valor.
La eternidad del que escribe
es esta ráfaga de otoño.


© Isabel Llorca Bosco

15 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel, siempre es agradable leerte para entrar en la hondura de tu sentir.
Un abrazo
Betty Badaui

8 de junio de 2014, 11:57  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sí, la única eternidá es la de la ráfaga de otoño.
Impecable imagen (dolorosa) los gatitos bebé comiendo "las raíces de la lluvia"...

8 de junio de 2014, 13:12  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La forma de tu boca estará siempre en los fragnentos de tus poemas. Felicidades poeta! Abrazo grande.
Cecilia Ortiz

8 de junio de 2014, 16:08  
Anonymous Anónimo ha dicho...

impresionante, fragmento a fragmento levanto el poema entero y su verdad. susana zazzetti.

8 de junio de 2014, 18:57  
Anonymous Anónimo ha dicho...

es verdad Isabel, el mundo, la gente, todo cambia, las palabras son eternas.
abrazo enorme
Anahí D.B

8 de junio de 2014, 21:30  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bello tu poema , me impreciona algo lo de los gatitos, pobrecitos pero a veces....suele suceder , bello el poema

maria elena tolosa

8 de junio de 2014, 21:49  
Anonymous Sonia Quevedo ha dicho...


Y quedará el grito en suspenso ante lo inminente de la imposibilidad del cambio.
Ha logrado Isabel, esa ráfaga de otoño al escribir este magno poema, le felicito.

Sonia

9 de junio de 2014, 19:21  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Maravilloso poema Isabel! .."la eternidad del que escribe es esta ráfaga de otoño" . Un abrazo, Dolores Pombo

10 de junio de 2014, 14:38  
Blogger sacanueces ha dicho...

bello, profundo, doloroso, construyes algo que te desgarra con fuerza
me encantó, gracias por compartirlo, francisco

11 de junio de 2014, 0:16  
Blogger Marta Ortiz ha dicho...

profundamente filosófico, conmueve la certeza de nuestra infinitesimal participación en la fiesta de la vida -representada aquí en lo efímera fiesta de la palabra que también se pierde- inmersa en la infinitud del universo: "la eternidad del que escribe / es esta ráfaga de otoño".
gracias por este poema, Isabel, abrazo, Marta Ortiz

11 de junio de 2014, 16:19  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La verdad que no sé que agregar a todo lo dicho. Me pasa que cuando estoy frente a un poema tuyo, se que voy a quedarme mucho, que las ideas, la mirada filosófica y de vida me van a rondar por un buen rato. Y esto que te digo Isa, es para mí el mayor halago que puede recibir un poema, me gustaría llegar al lector así, dejándole cosas por pensar.

Lily Chavez

12 de junio de 2014, 20:10  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel, profundidad y vuelo en el poema. Muy logrado. Abrazo. Antonio Pourrere.

13 de junio de 2014, 23:27  
Blogger Marina Kohon ha dicho...

qué cierre tan mágico.

15 de junio de 2014, 20:15  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Profundo.. hilado de maravilla.
Una construcción hermosamente lograda.

Un cierre impecable.


abrazo Cynthia Rascovsky

17 de junio de 2014, 12:20  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Isa: con enorme humildad te reconocés efímera, efímera vos, efímera tu palabra, la forma de tu boca, como el instante que ya ha transcurrido, la ráfaga que barre el paisaje otoñal...sin embargo, poco sabemos y sabremos en cuántos seres y cuánto viven y vivirán nuestras palabras, siempre sujetas a la transformación, a la alquimia, la reinterpretación, quizás no bajo la ilusión de ser autor/a pero sí como gesto entre gestos, pincelada, matiz,sonido un abrazo, María Chapp

22 de junio de 2014, 21:33  

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