Poema de Lidia Vinciguerra
Parecían palabras ahogadas.
En silencio.
Parecían ahogarse con ellas los aniversarios
la ciencia, los libros, los textos amados.
Un atisbo de miedo.
Una gota de fecundidad.
El húmedo sacrificio de Perseo
sobre Florencia.
Los ojos parecían también ahogarse
y el árbol que los mira.
Digo
es tan difícil
tan sutil el verde en silencio
tan impacientemente vacío de verdes
que desborda una fina raíz
hasta quebrarse
en la indigna turbación de la sequedad.
Pero las palabras callan
se quiebran reprochan fundan.
Las palabras se desatan de cordones
amarillos.
Las palabras dominan
cubren espejos con su aliento, o mejor dicho
con las fatigas de un dios cercado por hogueras.
Y nunca
nunca dejarán de pronunciarse.
© Lidia Vinciguerra
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