22/2/13

texto de Olga Liliana Reinoso


ÍGNEO 

Fui una niña feliz. O ingenua, que casi siempre quiere decir lo mismo.
Y anduve por la infancia en mi corcel de sueños
creyéndome una réplica de pequeña princesa o ave del paraíso.
Después, ni adolescente, sobrevino el cadalso
y seguí siendo ingenua, pero ya no feliz.
Desterrada del sitio donde fundé la historia deambulé en acertijos e indescifrables signos.
Sin pertenencia, paria, extranjera, exiliada
construí un archipiélago, jamás un continente
y volcánicas olas arrasaron mis islas que vagan como en búsqueda sin conciencia del génesis.
Apenas un remanso, cierta playa extraviada  que surcando la noche me habló de tierra firme
pero a la previa luminosidad de la mañana se volatilizó sin dejar huellas.
¿O este miedo imprevisto que me asalta en las noches es una llamarada del recuerdo /innombrable?
Preguntas y preguntas, huestes de mil preguntas me cierran las salidas, me asfixian, me /amenazan
y yo, tan vulnerable, tan pobre de armamento, tan carenciada, tan indefendible,
ensayo una respuesta vital, transformadora,  que acaba  en el fracaso.
Habrá algún sitio que aún no he descubierto  donde guarden con celo el viejo manuscrito
y entre sus hojas inmortales yazga la sentencia fatal.
Pero qué hacer si un día mis ojos tropezaran  con la letra que exprese la razón de la ausencia
de qué modo suicida, irremediable, incauto, borraría su perfidia, anularía el fallo
de qué modo morir, digo, y nacer de nuevo sin pátina del burdo pecado original.
No es posible, no ahora, emerger del Leteo
sólo cuento con esto y sin volver atrás
deberé refundarme como ciudad diezmada restaurando las ruinas.
Los círculos concéntricos crecen y se agigantan
repitiendo los gestos, los ritos y las horas.
Si Borges me soñara en la unánime noche para que el Fuego nunca pudiera lastimarme
y yo lo atravesara, vestal incandescente
sólo como reflejo de su rojo brutal.
Pero todos los fuegos avorazan mis pieles
soy  propicia hojarasca de purificación
y me voy consumiendo sin que nadie sospeche
mi atavío de cenizas en la noche final.
 

© Olga Liliana Reinoso

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Cuàntas cosas habrìa que escribir sobre tu poema. Hay un Yo, ingenuo, vulnerable y carenciado, que se pregunta y trata de responderse, busca un lugar o una palabra para "emerger" en ese espacio que procura el olvido, las aguas que borraràn una parte de la historia.
Perdòn por mi interpretaciòn...pero me gusta, a veces, meterme en las profundidades de algunos poemas aunque se sabe que casi nunca responden a lo que el poeta ha querido decir.
Gracias por compartirlo!
Cariños
Hilda Dìaz

22 de febrero de 2013, 20:22  
Anonymous Pauli ha dicho...

Querida Liliana, una dolorosa y poética autobiografía. Pero ¿qué buena poesía no está llena de dolor...? Un gran abrazo.

22 de febrero de 2013, 20:50  
Blogger Liliana ha dicho...

Gracias a ustedes por leer el dolor. Alivia.

23 de febrero de 2013, 16:42  
Anonymous MILAGROS RODRÍGUEZ ha dicho...

La tierra mas firme siempre puede ser una isla si no estamos abiertos a lograr esa transformación, que solo de nosotros depende Aunque duela debemos comprender que la oportunidad de vivir es HOY

23 de febrero de 2013, 19:42  
Blogger Anamaria Mayol ha dicho...

Profundo bello Gracias Liliana Un abrazote

24 de febrero de 2013, 17:55  

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