29/10/11

Poema de Miguel Oyarzábal



BOMBARDEO DEL VINO

Nada más cruel que la tarde,
cuando como un martillo cae en el domingo
y no en el Lunes y o el Jueves,
por decir un día cualquiera.
Nada más pesado que el sol golpeando el horizonte,
la soledad apretándome los huesos y la sangre.
Uno se sabe marcado como un naipe,
destinado a perder y no estallar,
a empantanarse en su propia huella.
Se deja bombardear por el vino,
para que el pasado con su cuota de dulzura
retorne, al menos por un rato


© Miguel Oyarzábal

5 comentarios:

Anonymous angel ha dicho...

BRAVO MIGUEL en tan pocas lineas

nos dejas un Mundo de ternura,pro

fundamente humano,en la desespera

cion y la tenacidad de ese recuer

do sin traiciones.UN FUERTE ABRAZO

de La Alondra nevada y Mio.

29 de octubre de 2011, 18:07  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Nada tan pesado como el sol en el horizonte, qué bueno Miguel. Un deleite leerte, un verdadero deleite. Muy buen poema, de un maestro.

Un abrazo

Lily Chavez

30 de octubre de 2011, 6:47  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Siempre desesperamos y no creemos ver el final ,solo lo negativo nos ciega, es necesario aguardar con esperanza

maria elena tolosa

30 de octubre de 2011, 23:40  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Poema fenomenal, como todo lo que escribís. "La tarde, como un martillo cae en domingo". Y sí, el domingo tiene esa cosa de despedida tan triste.

Un abrazo admirado.

Alicia Márquez

31 de octubre de 2011, 11:53  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

En cierta ocasión, escuchando una de las muchas historias de Don Luis Landriscina, explicaba a modo de preámbulo sobre la vida solitaria del hachero y el porque se embriagaba luego de la agobiante jornada. En tu poesía sobrevuela "el pasado con su cuota de dulzura" que retorna, al menos por un rato.

1 de noviembre de 2011, 11:46  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio