Poema de Francisco Rapalo
Quizás sobreviva la palabra azul,
pero el cielo será de fuego
y un rayo se encargará de limpiar
el nombre de la belleza
tallado en su propia tumba.
No habrá ojos para ver.
Tal vez por eso, dure para siempre.
Mientras tanto,
pasa el tiempo buscando la palabra justa
sin saber que lo ilumina el mismo cometa
que extinguió a los dinosaurios.
© Francisco Rapalo
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