Poema de Daniela Camozzi

 

 

El pacto de la nieve

 

Tengo a la Oscuridad

ese Pozo mayor

a resguardo de mí,

de mis finas maniobras,

por el pacto que hicimos

como el de aquel jinete

en medio de ese bosque,

el bosque más helado.

 

A veces la provoco,

me asomo y va guijarro

abajo y más allá

de la franja cuidado,

cae por su propio peso

o un tentáculo mío

la absorbe desde el Pozo.

 

Mi Oscuridad a veces

es Perra rabiosa

que tomo del pescuezo

y le estampo bozal

para que ni un gemido

le salga de su cuerpo.

Sé que podría

liberarse tan fácil.

Pero es astuta

mi Perraoscuridad

y cada vez elige

ella también seguir

el pacto de la nieve:

finge atadura y ser

impedida de salto

para unir Pozo y Perra.

 

Yo simulo también

y en general soy buena

salvo cuando hay Temblor.

Ahí clavo nudillos,

puños en el diafragma

y me ordeno:

A ver Perra, quedate

quieta ya.

Pozo, quieto también.

Demos el gran ejemplo:

nos quedamos acá.

 

© Daniela Camozzi