5/5/25

Texto de Federico Torres

 


              El verano en las kachakas es lento y sensual. Caderón. Te lleva de la mano hasta la farra. Y es peligroso mezclar farra con desamor, todo el mundo sabe eso. Así que bueno: te lloré borracho, en la panza de una kachaka, abrazado a una conservadora en la Playita de Alberdi. Una luz de acordeones rústicos es lo último que recuerdo, antes de jurarle al río no nombrarte nunca más.

 

© Federico Torres

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