Poema de César H. Suárez
A mi padre Juan H. Suárez
La noche desnuda al silencio,
en tu sombra se refleja mi sombra.
Esa voz que te pertenecía es mi voz/
ya no me llamarás
hijo / hijo.
Y he debido resignarme a la ausencia.
Sostener esa misma sustancia
que nos habita,
fuimos/ somos/ seremos.
Adeudamos tantas palabras
desde recónditos lugares
de no pertenecer/
Con el largo hastío del tiempo,
fui dándome cuenta de la despedida,
ese día de junio /
en el silencio de una noche
muy similar a la noche de hoy.
La víspera del olvido nunca acallara
tu recuerdo en mi derrotado corazón.
Resuena en mi ese cantar / vuelo
de esas palomas en ese infinito día/ de esperar un cuerpo.
Tu cuerpo yaciente cuando las hojas caían bajo el cíclico
tiempo
de ese otoño .
Eras todos los límites rotos/
juventud del espíritu, en la búsqueda intrépida de detener
eso imposible/
deshacer la gravidez del tumulto de los años
en la irrefrenable
desdicha del cronos.
Eras la leve orden de todos los sacrificios,
la serena urgencia del adobe,
- esa ungida voluntad sin detener-
en el ardido valor de todos los deseos primitivos.
Eras la infinita mirada al cielo,
aquí, allá o donde la mirada vagaba
en lo errante de esos viajes /
Eras libre tan libre
como esos pájaros que te pertenecían,
como en la sagitariana libertad del viento.
¿Quién me llamará ahora hijo/ hijo,
cuando tu voz ya no me acaricie en todos mis sueños?
Esos instante donde tu voz es tan / tan perteneciente,
a mi corazón .
Y cava en mi íntimo recuerdo el aullar de la noche
de aquel doliente junio .
© César H. Suárez
Etiquetas: César H. Suárez
1 comentarios:
Conmovedor este poema! Gracias!
Sonia Rabinovich
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio