6/11/24

Poema de Alejandro Méndez Casariego

 


Tendríamos que trabajar el poema

sin afán desmedido,

hundirlo en el sector del pensamiento

en el que se confunden

las larvas con el humo de incienso;

pegarlo a la membrana

más dócil y doméstica

como si se tratara de empollar

los huesos de la noche

en el vacío 

que deja el repliegue del sonido.

 

Recién entonces

mover los cascabeles.

 

© Alejandro Méndez Casariego

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