Poema de Andrea Marone
Mi vida como una película
de Rohmer, el diálogo
sostiene la acción, en el elegante
departamento porteño
sobre una silla de mimbre
emulo el gesto de mis abuelas
cuando tejían una manta
para la madre primeriza. Pero,
mi ensayo es más humilde tengo
un alelí de pétalos azules que deshojo
con paciencia,
caen sobre mi vestido blanco
las corolas, cuento
por cada una de ellas
una amistad perdida.
Tengo una piedra de bezoar
en la garganta, un dolor biodegradable
por cada silencio.
© Andrea Marone
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