17/6/24

Poema de Ana Lafferrenderie

 


Nadie verá este andar,

deriva hacia el sonido de una antigua bisagra,

a ese lugar vaciado donde queda un baúl.

Ocurre adentro:

veo el sauce en la orilla

y aquel mantel extenderse bajo las ramas.

Los pies se apoyan lentos en la arena

cada vez que en el cielo cruza la misma luz

y este calor depende de esas cosas.

El hijo que imaginaba de la mano vuelve

cuando miro a mis hijos reales, así

cada asunto entrelaza, el sentido

nunca es el mismo, siempre es calma

un camino despejado por el que voy sin gestos

guiada por la movilidad del aire.

 

© Ana Lafferranderie

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