Poema de Estela Smania
Quizás se le enfriaban las manos.
Es posible que acechara las ventanas
en noches destempladas
cuando el mundo parecía
un camarote de tercera
y un centenar de voces la llamaba
por su nombre de pila.
Tal vez haya soñado
(no creo que cantado)
mientras eternizaba
la ropa de los hijos
o espumaba el puchero al mediodía.
Yo la llevo en la sangre
como un puñado de cenizas
que muy de vez en cuando se agita
y me hace creer
con su temblor ligero
que viene a presentarme
sus más sinceras condolencias.
© Estela Smania
Etiquetas: Estela Smania
3 comentarios:
Bello, con diversas lecturas. Gracias, Irene.
Muy hermoso!
❤️
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