26/8/22

Poema de Estela Zanlungo

  


Verano del 68 

 

Mami, ese bicho se va a quemar las alas

si sigue cerca de la luz,

va a lastimarse

si no interrumpe el desquiciado

aleteo contra los azulejos.

 

¿Qué esperamos las dos,

que deje de brillar?

 

¿Le abrimos los postigos?

¿Apagamos las lámparas?

¿Nos tropezamos con los muebles

al darle caza con un repasador?

 

¿Lo vas a acorralar

para que zumbe como un viejo agitado,

hasta que caiga limpia su sombra

contra el hule?

 

La suave noche del jardín

es toda para los alguaciles, insistías.

 

Yo escuchaba esa historia

y sabía que llegaba la lluvia.

 

Ahora que somos dos mujeres

alguien dirá: esa es la madre.

La madre es siempre la que sostiene la ventana.

 

Yo soy la que recuerda el patio de Lanús,

cuando volvíamos de la vereda con sillas en la mano

y repetía,

como quien cuenta corderitos,

alguacil,

alguacil,

hasta que me dormía con la boca

pesada de libélulas.

 

© Estela Zanlungo

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3 comentarios:

Blogger tinA ha dicho...

Estela ! Siempre es hermoso leerte!

27 de agosto de 2022, 7:31  
Anonymous Mariasilvia ha dicho...

"La madre es siempre la que sostiene la ventana"...
Así es.

27 de agosto de 2022, 17:08  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Estela, "pinta tu aldea y pintarás el mundo" y al hacerlo incluyes la mirada de los ojos que te leen!!!

Susana Giraudo

28 de agosto de 2022, 12:46  

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