Poema de Dardo Solórzano
DÍA 38
Ha cruzado, la compañera, la línea de
fuego,
ese trazo de los garabatos que hace el
monte
para dibujarse
el follaje,
líneas,
como el trayecto de las ráfagas del fusil.
La he deseado, ¿por qué no?,
pues combate con la misma violencia con la
que ama...
Me contó que en la plaza, el toro,
tiene un niño asombrado en los ojos,
que muere como un gitano:
nómade de sí mismo en cualquier suelo que pisa;
uno es todo su pueblo si anda en destierro.
Ella me ha leído también en la noche
(yo recostado en sus muslos)
y eso es en sí una emboscada...
García Lorca vuelve a su Fuente,
se desnuda en el agua cuando en versos
grita: _"¡llanto!"_,
su cuerpo (poema que inquieta a los
hombres),
su sexo (forma de escribir en carne viva).
El niño mira su fusilamiento,
el metal atraviesa al toro en el monte,
una línea de sangre deja la compañera
y se pierde entre las
hojas
de este libro de poemas...
© Dardo Solórzano
Etiquetas: Dardo Solórzano
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