Poema de Hernán Jaeggi
Desde niño supe
lo que era tragarse
el sapo.
Sin asco
ahogando el gemido
de esa esponja
que brama.
Por cada sapo
tragado,
poética figura
de una ejercitada
virtud
-la de tragar-
recibía una
moneda
de cinco
centavos.
Esos cinco
centavos
eran mi entrada
a la selva de Tarzán
o al planeta Mongo.
¡Madre mía, qué feliz
se puede ser con
cinco centavos!
© Hernán Jaeggi
Etiquetas: Hernán Jaeggi
5 comentarios:
Muy bueno querido Hernán
Entrañable !!!!
Fuerte. Bello.
Belleza y verdad ... late el poema. Gracias...
el precio de ser feliz, la recompensa por tragar, tantos ángulos tiene este poema.
Gracias Hernán.
un abrazo
Claudia
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