Poema de Mario Trecek
Después de
los incendios
Olvida los
cursos de corte y confección, para no quedar atrapados en la costura
de las
tradiciones.
En no ser
oruga en la oreja verde del mundo y depositar
detritus,
sustancias vanas, convicciones de cangrejo.
¿Por qué
acariciar el terciopelo, género de dos urdimbres y una trama?
Argumento
sin sobresaltos, como piel de durazno o pelambre
de un gato.
Pura
estrategia, recurso egoísta de lo acariciado.
Alguien
olisquea huellas, y sabe a rancio, amargo.
Todo se
percibe como áspero
níspero, adhiriéndose
tercamente al paladar
como la pulpa del
fruto de
chañar, con su sabor ocre y oxidado.
El
heroísmo, palabra que suena a diana, y que solo es ceniza de la aurora,
pólvora
mojada, hojas del paraíso después de los chubascos.
Derrumbre,
fatiga, letargo.
Desilusión
en el año de las lluvias.
Queda
escribir un texto como último recurso, para el penúltimo lector, una
esperanza
del marino, enancado en la última ola.
Porque la
poesía no desilusiona, es ardid de la belleza.
Un deseo
puesto al rescoldo
que después
de los incendios
siempre
acompaña como el humo.
© Mario Trecek
Etiquetas: Mario Trecek
3 comentarios:
Emocionante definición de la poesía!"ardid de la belleza" que necesitamos como el aire para respirar. ¡Te felicito!
Muy buen poema, gracias!
Un ardid muy bello tu poema!
Besosss
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