12/4/21

Poema de María Ángeles Pérez López

 


 

Igual que un chopo enfermo, la mujer

pierde trozos de piel y de corteza,

tapa con antibióticos su herida

y se pregunta cómo sobrevive

a esta pasión que quema lo que toca,

este zumo de ortigas, esta ausencia

que abrasa los pezones, la pelusa

de la orejita mansa y proverbial

que se incendió en el fuego de querer

al hombre que no está, su olvidación

como una herida larga e inexorable.

 

Sobre el cuerpo abrasado, sobre el árbol

que el hombre penetró con su cuchillo

para grabarle letras inconclusas

y dejar un silencio sin ventanas

en que se estrellan rotas las alondras,

la mujer se enfurece, se resiste,

llora madera blanda, podredumbre

de harina cercenada y sin tamiz.

¿Qué importan las palabras con que él hizo

que creciera el deseo, la chopera?

No hay nada que contarle al corazón

si se quebraron pájaros y ramas,

si su ausencia volvió toxicidad

la descomposición de la madera,

una nube de zinc irrespirable

como un hongo que crece en la corriente.

 

Igual que un chopo enfermo, la mujer

pinta en su herida el nombre, se obsesiona,

inventa maldiciones, se desgana,

lamenta su atadura, su raíz

y pierde la corteza y sus ahíncos.

La pudrición del árbol sobre el cuerpo

es una forma amarga del amor.

© María Ángeles Pérez López

Etiquetas:

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bueno. Y con un final contundente y conmovedor: "La pudrición del árbol sobre el cuerpo/ es una forma amarga del amor". Gracias! Desde Córdoba, Alfredo Lemon

13 de abril de 2021, 13:19  
Blogger Anama ha dicho...

Muy bueno. "una forma amarga del amor". Me gustó mucho este poema. Gracias por compartir.

24 de abril de 2021, 21:07  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio