20/12/20

Poema de Gabriel Chávez Casazola

 


Elemental

 

Si yo fuera panteísta —me decías—

escogería venerar a los dioses domésticos,

los dioses del hogar, pequeños y sencillos,

que se esconden tras una planta del jardín,

en la corteza de un mueble de madera

o dentro de un jarrón de cerámica

que alguna vez una muchacha aborigen portó sobre su cabeza

—cómo ondeaba su cintura en equilibrio, su cabello negrísimo.

 

Los dioses diminutos y traviesos

de la lluvia en verano o del agua cayendo desde la regadera,

la diosa de la acequia en una vieja huerta

que aún frecuenta mi infancia,

las diosas del estanque o de la alberca

—siempre hay algo divino entre las aguas—,

el dios de la puerta, el dios de las almohadas, el dios de los jabones,

el dios de las ventanas,

la turbulenta deidad de la caldera que hierve,

el dios mayor del hogar, escondido (y revelado) en el fuego.

 

Si yo fuera panteísta, me decías, creería en todos esos dioses.

O en la porción secreta de Dios que hay en todos los elementos

—repuse.

 

 

Y mientras conversábamos, al caer de la tarde,

miraba yo con recelo y ternura, al mismo tiempo,

ensombrecidas pero aureoladas de luz nueva,

todas las cosas de la casa. 

 

© Gabriel Chávez Casazola

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1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Buen poema, Spinoza lo gozaría sin duda, es un plan ingenioso que enumera el mundo de cada uno bellamente, y tiene como correlato su exaltación final. muy bueno.
Gracias.
Walter Mondragón.

9 de enero de 2021, 19:11  

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