22/6/20

Paulina Vinderman recuerda a Juan García Gayo





OFICIOS DE POETA

Más acontecimientos
para que regrese la frágil inspiración.
Una ducha al oscurecer,
luciérnagas como disturbios de la memoria,
confianza en lo invisible
de una herencia seráfica y silvestre.
El colibrí que completa
un poema con su rayo
es el pulso intranquilo del escribir
y objeto de rapiña.
Los hombres cuentan historias
con palabras de eternidad,
amigas engañosas
y endriagos de las capas inferiores.
El cóndor bien sabe donde vuela.

© Juan García Gayo 


¿Qué hacemos por el dolor del mundo?, nos decimos,
antes de perder, borrachos por el aguardiente local
(un aguarrás mejorado), la rama de la lucidez.
Estamos en un cobertizo iluminado por dos bombitas,
que sirve de bar a la estación de servicio.
Hubiera podido ser la boletería del tren
pero la dinamitaron en la guerra hace ya muchas lluvias.
Dinamitaron el sueño del tren (y chicos y piernas).
No el pueblo, que quedó sangrando de pena
en las bayas de los cafetos.
La gente de Ciruelo sueña con trenes,
con los trenes de madera de teca que no pudieron ser.
Calman el hambre con el arroz que hubieran
comido en la travesía mientras llevaban las gallinas
y los pimientos a vender.
Detrás del color ámbar muerte de nuestros vasos
tus ojos se han vuelto infranqueables.
"Hasta la victoria siempre", firmaba mi amor
sus cartas, pero no te lo digo.

© Paulina Vinderman

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7 comentarios:

Blogger Diego E. Suárez ha dicho...

Ambos poemas: ADMIRABLES. ¡Gracias!

22 de junio de 2020, 16:25  
Blogger graciela perosio ha dicho...

muy buena idea, Paulina, traer a Juan en su poesía. Del final de tu poema (que hace simetría con "¿Qué hacemos por el dolor del mundo?) mejor ni te hablo...Mejor tampoco yo te lo digo, no vaya a ser que no podamos parar el llanto.

22 de junio de 2020, 16:35  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Qué bueno conocer a Juan García Cayo, que con su "oficio de poeta" nos habla de lo difícil de la oscilante inspiración, ese relámpago que aguardamos suceda para celebrar la escritura de los ansiados versos. Y de tu obra Paulina, me permito decirte una vez más, mi admiración, el recuerdo de cuando viniste a Córdoba a presentar "El muelle" y "Hospital de veteranos". Elijo estos versos tuyos en agradecimiento por tu extensa labor, tu constancia. "La región espera la lluvia como yo el poema, los árboles deformes como orejas deformes, las bocas ávidas como perfectos copones de bronce... Cuando, al fin, las gotas empiezan a caer sobre los baldes y las ilusiones, corro a atrapar las palabras que el cielo envía: pobres pájaros que enjaulo sin misericordia". Hasta la poesía siempre! Alfredo Lemon

22 de junio de 2020, 19:27  
Blogger irepoesia@gmail.com ha dicho...

Querida Paulina: dos maravillosos poemas,el de Garcia Gayo " el colibrí que completa un poema con su rayo" y tu poema sobre Ciruelo con esa magia profética de los trenes y las ventas detenidas. ¡¡¡Gracias!!! Besos y manzana
Irene Marks

23 de junio de 2020, 11:40  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Una belleza este poema de Paulina, y revelador el de Juan, a quien no conocía pero me ha sorprendido tan gratamente. Hermosos poemas!
Juan C. Rodríguez

26 de junio de 2020, 17:07  
Blogger Norberto Mario Barleand ha dicho...

Querida Paulina dos hermosos poemas y no podía ser de otra manera el de Juan y el tuyo,
para leer y disfrutar Felicitaciones y gracias

27 de junio de 2020, 17:51  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Toda hermosura. Ese oficio del poeta que puede encontrar inspiración en un rayo de colibrí. Y el tuyo, con inevitables resonancias actuales y pasadas... en fin, como dije: toda hermosura.

28 de junio de 2020, 14:49  

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