Daniel Rafalovich recuerda a Leopoldo Marechal
Del amor
navegante
Porque no
está el Amado en el Amante
Ni el
Amante reposa en el Amado,
Tiende Amor
su velamen castigado
Y afronta
el ceño de la mar tonante.
Llora el
Amor en su navío errante
Y a la
tormenta libra su cuidado,
Porque son
dos: Amante desterrado
Y Amado con
perfil de navegante.
Si fuesen
uno, Amor, no existiría
Ni llanto
ni bajel ni lejanía,
Sino la
beatitud de la azucena.
¡Oh amor
sin remo, en la Unidad gozosa!
¡Oh círculo
apretado de la rosa!
Con el
número Dos nace la pena.
© Leopoldo Marechal
NIÑO, DE
PIE...
Niño, de
pie,
sobre la
escalera de caracol,
asomado al
ventanuco.
Cae el sol;
las chapas
incandescentes de los techos
comienzan a
contraerse.
Decenas de
gatos
de miradas
esquivas
y pelajes
raleados
acuden al
rito.
La sombra
del tanque de agua
semeja una
almena derribada.
El niño,
múltiple la mirada
y la
fascinación,
en puntas
de pie,
atisba el
hueco de la escalera.
Luego, otra
vez, la pequeña ventana.
Y declara
abolidas
la
insoluble realidad
y sus rutinarias perspectivas.
© Daniel Rafalovich
Etiquetas: Daniel Rafalovich
3 comentarios:
Me encantó el soneto de Marechal.Y toda la fantasía de los niños en tu poema...
Poema antológico de Marechal! Al releerlo se me presenta como la fragmentación y la separatividad de los amantes, el sino de su incompletud, su expulsión del paraíso.Y tu poema Daniel, muy sugerente, me lleva a reflejarme en la mirada del niño que mira al gato que a su vez son muchos gatos mirando al niño en ese instante hipnótico donde la realidad se desvanece y deja paso a la pura imaginación de la belleza. Alfredo Lemon desde Córdoba
Muchas gracias
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