Amalia Mercedes Abaria recuerda a Vicente Aleixandre
NACIMIENTO
ÚLTIMO
Para final
esta actitud alerta.
Alerta,
alerta, alerta.
Estoy
despierto o hermoso. Soy el sol o la respuesta.
Soy esa
tierra alegre que no regatea su reflejo.
Cuando nace
el día se oyen pregones o júbilos.
Insensato
el abismo ha insistido toda la noche.
Pero esta
alegre compañía del aire,
esta
iluminación de recuerdos que se ha iluminado como
una atmósfera,
ha
permitido respirar a los bichitos más miserables,
a las
mismas moléculas convertidas en luz o en huellas de
Las pisadas.
A mi paso
he cantado porque he dominado el horizonte;
porque por
encima de él-más lejos, más porque yo soy
altísimo-
he visto el
mar, la mar, los mares, los no-límites.
Soy alto
como una juventud que no cesa.
¿A dónde va
a llegar esa cabeza que ha roto ya tres mil
vidrios,
Esos techos
innúmeros que olvidan que fueron carne para
convertirse en sordera?
¿Hacia qué
cielos o qué suelos van esos ojos no pisados
que tienen
como yemas una fecundidad invisible?
¿Hacia qué
lutos o desórdenes se hunden ciegas abajo esas
manos abandonadas?
¿Qué nubes
o qué palmas, qué besos o siemprevivas
buscan esa
frente, esos ojos, ese sueño,
ese
crecimiento que acabará como una muerte recién nacida?
© Vicente
Aleixandre
POEMA DE LA
NOCHE LARGA
Cuál es el
tiempo que no es?
qué es esta
quietud de la palabra
donde no
veo tus ojos, ni el mar
ni el
corazón de la noche?
Cuántos
rostros perdidos, olvidados
nos llaman
desde un temblor nocturno
hacia sus
muros de mármol
sus
lágrimas ocultas.
Oh el
tiempo esconde
su disfraz
de lobo
y nos
miramos en silencio
agazapados
en la noche larga.
Cárcel de
luz, dime, qué es,
qué es esta
noche
donde no
hay cuerpos, ni pieles
ni besos
y las
mortajas huyen
a una
tierra abierta hacia la muerte?
Tantos
hombres arrimaban
sus ojos
a los
aplausos de las marionetas.
Yo los vi,
había musgos en sus pechos,
falsos
laberintos, torres devorando el cielo
y una
tristeza de animal muerto
como una
cruz que cae y cae.
También vi
una mujer huyendo
hacia un
campo sin siembra
páramo de
oscuras semillas estancadas
y un niño
atrás
con
lágrimas de prisionero.
Si fuera el
camino del Árbol…
donde cada
hombre , cada mujer, entregase
su corazón
disecado
su cólera,
el acero ensangrentado
el vasto
lodo de un mundo sin piedad.
Oh las
heridas se adornan
con moños
resplandecientes
pero estas
solo y ningún viento
podrá
devolverte tus raíces.
Hay esperanza?
vendrá la
resurrección de las estrellas
y los
párpados tirarán sus cenizas
al pozo de
las espinas?
Hay esperanza.
Miren allá,
detrás del abismo
la apertura
del cielo
una mujer
con un lirio de agua,
un cuarzo
desnudo,
un rubor
vivo en el horizonte.
Y un
pájaro, varios pájaros.
Un pájaro
en mi ventana.
© Amalia Mercedes Abaria
Etiquetas: Amalia Mercedes Abaria
4 comentarios:
Querido Gustavo, agradezco muchísimo tu trabajo y que hayas colocado este Poema de la noche larga, gestado en estos días extraños que vivimos.Abrazo!!!
Hermosos poemas! Aplausos!!
Buenísimo tu poema "de la noche larga" donde un tiempo sin tiempo o en un paréntesis del tiempo que nos toca vivir, esperamos esperanzados salir y respirar aire fresco aire limpio nuevamente. Tu poema es oxígeno con sus palabras inquietantes, tus imágenes justas, tus preguntas que acompañan. Ojalá vuelvan los pájaros a nuestras ventanas! Alfredo Lemon desde Córdoba
Gracias, Amalia, por traernos este "NACIMIENTO ÚLTIMO" de V. Aleixandre, "ese crecimiento que acabará como una muerte recién nacida". Y gracias por tu hermoso "POEMA DE LA NOCHE LARGA", donde hay olvido, soledad, error y tristeza, hay una mujer que huye y un niño que llora en un "mundo sin piedad". Pero a pesar de todo, "hay esperanza": la mejor prueba es "una mujer con un lirio de agua" y "un pájaro en mi ventana". Bravo, Amalia. Un abrazo, Elena S. Eyheremendy
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