24/11/19

Poema de Mario De Luca



El picaflor del jardín de Santa Clara del Mar

Hoy vuelvo a la casa de Santa Clara
y veo volar al picaflor del jardín
como lo hacía todas las mañanas
sobre las rosas.
Sé que es el mismo
de aquella primera vez
cuando vine con mis viejos
porque siempre llega puntual y
repite el orden de las flores.
Aunque todavía esté lejos
reconozco el zumbido
bien cerca de mi oreja derecha
y ese destello tornasolado
que se desprende de sus alas
me encandila y
me hace cerrar los ojos.

De tan cerca impresiona.

Un ave en apariencia pequeña
verde azul y una franja amarilla
ojos negros de cabeza de tachuela
con el batir infinito y perfecto
las alas grises se convierten
en aletas de un pez volador
flotando imprevisible
primero aquí, después allá
el pico extenso de pala mecánica
ejecuta vibraciones intermitentes
así se presenta y le habla a las flores
en un código telegráfico propio
una vez y otra
succiona el néctar

Cada día al caer la tarde
veo las rosas de pétalos cerrados
los tallos que se inclinan
sin la energía del vuelo.

¿Será así
la manera de extrañarlo
hasta su regreso
el resto de los días?


© Mario De Luca

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Hermoso poema, imágenes y versos que nos permiten rozar y celebrar la belleza, aunque sea así, en la luz rápida y profunda de la visita de un picaflor!
Alfredo Lemon desde Córdoba

25 de noviembre de 2019, 16:05  

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