19/8/19

Texto de Osvaldo Burgos



MAQUENEIDA

“Por todas partes lamentos y horror; por todas partes la muerte, bajo innumerables formas”.
Virgilio.

La única salvación de los vencidos es no pretender salvarse, dice Virgilio que gritó Eneas, mientras los civilizados griegos incendiaban su ciudad, horadando como ratas asquerosas la sangre de los templos / las imágenes / los cuerpos calcinados.

La única salvación de los vencidos es no pretender salvarse, leo ahora en Virgilio que una vez gritó Eneas, en medio del incendio en el que esta caída comenzó.
Afuera, el frío quema.
Y en la puerta cerrada de un macdonal, tres pequeños comparten los restos / de los restos / del almuerzo de otros niños, que acaban de salir en brazos de sus padres.

Entre la sangre seca de las calles / las imágenes / los abrigos
los demás apuramos civilizadamente el paso, como ratas.
Desgajándose de las paredes, los salvadores de hace cuatro años se confunden todavía con los salvadores de hoy. A veces, incluso, son los mismos.

La única salvación de los vencidos es no pretender salvarse solos, pienso, siguiendo los silencios de Virgilio.
Y sin alzar la vista puedo sentir a Ronal / que como un mudo Eneas que sonríe / me invita, incandescente, a la felicidad.

© Osvaldo Burgos

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...



Nunca más exacto: "La única salvación de los vencidos es no pretender salvarse solos."
Es así y no hay más vueltas.
Gracias por este enorme y filosófico poema.
Un abrazo,

Alicia Márquez

20 de agosto de 2019, 14:20  

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