6/5/19

Poema de Alicia Márquez





Escucho a Troilo con Fiorentino
y me voy lejos,
al barrio,
al olor de barrio,
bosta de caballo,
tilos florecidos,
adoquines que pulían los presos de Ushuaia,
lluvia que mi abuela conjuraba
con una cruz en el piso y rezando,
Santa Bárbara bendita que en el cielo estás escrita,
trenes quietos con chimeneas humeantes al costado del zoológico,
que cocinaban maníes que
después venían en cucuruchos de papel de diario,
pirulines, molinitos,
mateos que esperaban pacientemente,
y me pregunto por qué todo esto
si en casa no se escuchaba ni a Troilo ni a Fiorentino.
Quizás es una trampa de la memoria
para obligarme a la nostalgia,
a recordar,
a refugiarme en un lugar seguro
en este tiempo de cuchillos atravesados.
Sí. Seguramente es eso. 


© Alicia Márquez

4 comentarios:

Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

excelente. Bellísimo. Abrazos.

9 de mayo de 2019, 8:46  
Blogger Mónica Angelino ha dicho...

Seguramente! Alicia.

Besosss

12 de mayo de 2019, 13:22  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Naaa... increible, me olió a mani tostado!! Gracias Querida Alicia, un abrazote.

Andrea

14 de mayo de 2019, 15:33  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola, Alicia: nostalgia total que nos transmitís desde el alma, esos cucuruchos de papel de diario, esos tiempos de adoquín y tango,todo lo que veíamos los chicos (en mi caso de provincia, y después de un viaje) cuando íbamos al zoológico. Ese rezo de tu abuela le da un toque costumbrista hermoso. Lo disfruté muchísimo
Irene Marks

18 de mayo de 2019, 15:53  

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