5/1/19

Poema de Marta Zabaleta



En Chile, viajera 

                            dedicado a Gladys Ilarregui

En esta noche larga cuajada de silencios
quiero tocarte. Sentirte cerca. Aullarte.   
Quiero que seas novela, poemas, paisajes.
Mi triste yo, un carnaval sin agua.
Viajera que por Chile transitas el porvenir de fuego
mientras recorres la espina dorsal de los glaciares, aun sueño.
Comes en Puerto Montt
subida a las barcazas y en Punta Arenas
visitas barricadas. Te columpias en el volcán Osorno.
Cuando en Llanquihue tocas la guitarra. Sonríes.
Las salchichas de Chillán se hacen mariscos en tu boca.
Abres la puerta al teatro de todos mis recuerdos.
Prefigurada en el Paine mi cintura de avispa, arrebuja pingüinos en Coquimbo
y en Temuco admira las alhajas de la mujer mapuche
que aun no le robó el dios blanco.
Cuenta sus sueños, alienta su esperanza.
Run run te vas pal Norte, veleidosa y galana, pasearás
tu figura por los ponchos de aurora.
No hay frontera que no tope en Los Andes,
ni ojos de agua en ese amar caliente de las termas
ni cielo que no le sonría a la luna cuando sale llena.
Y entonces, amas. Alumbrando fantasmas sobre la Cordillera, te entregas.
Pasto del tiempo, olor de la esperanza. Dejas correr tu sabia, y que a tu sombra duerma el horizonte nevado. Y que tus manos se transmuten en agua.
Y ese río que corre, y esa risa que suena, y ese amor que se escapa.
Y el dulzor que retoña. Y bailas.
Baila, baila la cueca larga.

Una línea de viñedos te señalará el camino, vete en taxi a la costa.
Neruda te acompañará a Isla Negra, y Mistral
pondrá acento en tu boca. Cuando Violeta
se fue a la pampa llevaba su corazón.
Pero el militar ya dispara.
Con un tiro en la nuca, sobre la almohada caes. No llores.
Despertarás mañana cubierta con helechos y dibujada de algas.
Leyendo los versos de amor del gran capitán entre sus brazos.
Así yo te recuerdo, Amanda. Y como a Víctor, te llevo en mis entrañas.
Convertida en princesa en el cerro encantado del centro de Santiago.
Arrojando monedas en la fuente del alba.
Sin tu fuerza arrogante de araucaria gigante
no habría hoy ríos ni lagos ni uvas ni habría vino, ese elixir del alma.
No se abrirían nunca las grandes avenidas, muerta ya el hambre.
       Vuela, vuela, vuela por encima del ogro y de las zarzas,
       que te sacudo las alas en esta noche nuestra
       de las estrofas largas.
       Rojinegras las nuestras, aquellas
       noches tan largas.

      
© Marta Zabaleta

5 comentarios:

Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

Gracias por la publicacion, genenrososo poeta Gus Tissoco.Abrazos.

5 de enero de 2019, 14:14  
Anonymous Anónimo ha dicho...

por favor ¡ qué poema! todo el sentir lírico desplegado con la intensidad de una aurora. ¡ qué placer leerte !mi admiración, marta querida. susana zazzetti.

6 de enero de 2019, 7:33  
Anonymous Silvina Vuckovic ha dicho...

¡Qué gran gran poema! ¡Qué gusto leerte! Felicitaciones, Marta

12 de enero de 2019, 22:18  
Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

Sos muy, muy generosa, maestra! pero de todos modos, mil gracias. Abrazos desel recontrafrio.Marta

16 de enero de 2019, 19:11  
Blogger Marta Raquel Zabaleta ha dicho...

Silvina: gusto de conocerte, y me alegro de que celebres emociones muy sentidas por mi.. Abrazos y gracias.Marta

16 de enero de 2019, 19:13  

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