Poema de Daniel Arias
Su rostro
giró y una nube cortó el aire
mitad cielo mitad mar, trajo muchos
secretos
un rayo de sol, un barco extranjero, un contraluz en el muelle.
Se alinearon sus ojos y los míos en el
crepúsculo
como si un solitario trajera una estrella
muerta.
Son los mismos ojos que sostienen platos y
copas
tilos, malvones, gatos y cuadernos,
también su nieve, su carga de piedras
una mirada en la oscuridad.
Esos ojos sostienen el cielo con las manos
del corazón
hermosa señora de la tarde,
un trébol de luz encendido en su mirada
toca mis huesos para que sienta su pena,
ya no necesito ojos, tengo los suyos.
© Daniel Arias
2 comentarios:
Precioso!!!
muchas gracias Mariel!!
y un abrazo grande a Gustavo que se toma el trabajo de publicar a sus compañeros.
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