14/11/18

Poema de Marcela Rosales





La femme qui chante                                                    

El azul te encendió la boca 
con el roce carnal 
de la barba del refugiado
su azulada orfandad
su lenguaje de ausencias 
y miradas
el azul de su aliento
sin patria.

Y es que en algún lugar
algo se incendia siempre.

Hubo un miedo azul 
la tarde de la huida concertada 
sombra de olivos cómplices
de la estampida 
en el pecho joven del hombre 
sin casa.

Un hombre muere
otro nace
algo se incendia siempre.

Tres espinas de la flor azul
tatuó la partera 
en el talón de tu hijo
tampoco hubo refugio para él.

Y otro azul
escindió los cuerpos
quemados en el micro
azul humo-desierto-guerra 
interminable.

Algo se incendia siempre.

En la madre
el cordón azul de la cruz
atenazándole el cuello
con el odio de la sangre 
ennegrecida
por los falsos paraísos
y los auténticos infiernos.

Es que a veces 
no hay opción más
que hundirse en ellos
hasta el fondo azul
de la garganta de los ahorcados

allí, justo allí 
donde algo se incendia.


© Marcela Rosales

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Gran poema, Marcela, donde lo truculento se inunda de belleza.Un abrazo Isabel Llorca Bosco.

16 de noviembre de 2018, 10:44  
Blogger irepoesia@gmail.com ha dicho...

Un maravilloso poema que muestra el quemante dolor de la vida, las injusticias sociales y la violencia de la guerra. Porque como bien decís: "Algo se incendia siempre". Excelente Irene Marks

17 de noviembre de 2018, 6:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bueno! "Es que a veces no hay opción..." me encantó.

Abrazo

Romina R Silva

20 de noviembre de 2018, 2:02  
Blogger Dra. Marcela Rosales ha dicho...

Muchas gracias Gustavo, te envío un abrazo grande! Gracias a les lectores por detenerse, leer, comprender, comentar, gracias 💕

18 de diciembre de 2018, 10:01  
Blogger Andre Far Fer ha dicho...

Muy bueno Marcela, me gusta leerte.

18 de diciembre de 2018, 10:01  

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