19/9/18

Poema de Gabriela Schuhmacher





Nadie olvida nada

A los diecisiete
pisé por primera vez
cagada de perro
y comprendí
cómo era la vida.
Nadie aplastó una mosca
sobre las camas de Kuitca,
en la geografía de Afganistán
o Nueva York.
Yo, por amor
no sacrifiqué ningún bicho,
nunca en un segundo
de tormento dije:
¡por qué, Dios!,
si estuve tan cerca
de cada mosca posada
en la mano que las espantó.
Ni desde el rectángulo
donde morir
pude pensar:
hacer de cuerpo es
mezcla de sexo,
nacimiento y enfermedad.
En:
Puros e impuros /Extensos óleos


© Gabriela Schuhmacher

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