Poema de María Leticia Ressia

El celular suena Paraíso de gansters

La distracción termina

Entonces hablo del clima y arriba nace

una tormenta que nadie percibe

al fondo,  la radio está prendida

y nos informan que apareció

un puma en San Francisco

Hace años la misma noticia es

Noticia. Sólo nos recuerda

un tajo bestial en la rutina del dolor

nuestra condición humana tan

impostada y doméstica

El viernes santo

el equivalente animal, recorrió las calles de mi pueblo

-otro pueblo-

Pero camino ahora, sobre extraña patria

Ahí, donde la luz de los autos raya todo rostro

Y el agua de las cloacas abre en la calle

Su espejo del mal

Piso

una baldosa floja.  Mañana es domingo de pascua

pero pienso en el puma

en la posible copia holográfica de un único ser

que miles de hectáreas país adentro

confabula un Armagedón Pampa

la resurrección del neocriollo

respiro

el  humo de los colectivos transforma la noche

en una larva sombría y hermosa

entierro la mano en la bruma de un círculo perfecto

encuentro en su espesura la repetición de lo salvaje;

el ronroneo de los vecinos o el asma

de un viejo que se abre en los pulmones

De una joven que duerme

bajo

de los azufres y hace frío

El ruido de la llave es un bicho crujiendo en los dedos

Camino. Un miedo ancestral apura

El instinto

El aire se conmueve y es denso, allí

Donde toda duplicación obtiene su día de goce

su ordinario, paralelo de la especie:

allá ,en campos de la pampa

un puma quiebra el pescuezo de una oveja

aquí el taco de esta dama, hunde

su espada, en la osamenta de un perro

la reverberación destella en los charcos de mierda

en la vereda, una bolsa atada a un palo

ondea su victoria

© María Leticia Ressia