24/9/17

Poema de Jorge Moreno de los Santos


Deja un ramo de flores en la tumba,
como quien riega un árbol sin raíces.
                          L. Chavez

Quizás tus ojos
que se aborrecen de abrirse
a sí mismos,
que difaman ofrendas vespertinas:
cuando el alba
regresa de puntillas de los bares del centro,
y la luz
estrena sus trajes
de zaguanes y desórdenes.
Y vuelven los hombres
a la laboriosidad de sus afanes.
Y bostezan los Lunes
desde un fondo crispado
de alcobas y aleros.

…. tú buscas
la órbita destruida de los sueños.
La prolija mano
que emerge de los invernaderos del tedio.
La acera invisible del milagro
y residuos de la aurora
entre tus uñas. 

Y sientes
que hacia el centro de tu estómago
caen tornillos,
piezas de engranajes,
calendarios de cobre:
de un tiempo ya consumido
y desgatado por el uso.
Que en ocasiones
las deserciones huyen
abandonando muérdago y albures.
O que los desagües
de la memoria estallan:
dejando sobre la superficie
macilentos nenúfares
y desfiguradas máscaras.

Tú conoces
el musgo y el vocablo
de todos los prefacios.
Bajas por pasadizos de sombra
hacia los mendigos de la noche,
y extiendes tu densa desnudez
en el violentado país
de una lujuria acorralada.

Mejor esperarte
en la indiferente lejanía
de los camposantos,
donde no transcurre el tiempo,
ni los días, ni la memoria,
                                        ni nadie.



© Jorge Moreno de los Santos

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