15/3/17

Poema de María Fernanda Regueiro

  

Nunca pudiste apagar el cigarrillo
que encendió  tu muerte

fumaste y fumaste hasta taponar  tu dolor
en las arterias

por qué nunca se te ocurrió
comprar una aguja
y  tejer  una manta de penas
para tapar  al  perro
que duerme a la intemperie

tenías que quedarte cada noche
con el humo  en  el camisón 
para llevarte a la cama
ese pedazo de supervivencia
que te hizo invisible
ante los ojos de Dios

y de tus hijos.


© María Fernanda Regueiro

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1 comentarios:

Anonymous Sergio Giuliodibari ha dicho...

Muy duro. Muy certero. Mucho más efectivo que las figuritas de los paquetes de cigarrillos, y no es chiste.

15 de marzo de 2017, 19:27  

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