Poema de Jorge Moreno De Los Santos
Hablan los árboles
de lejanas ventiscas.
De cielos vagabundos
obstinados en sucederse
en el humo de los días.
De delirantes clepsidras
que inventaban luciérnagas,
crisoles, duraznos de menta
y un absurdo ditirambo
para después de la llovizna.
Hablan de violetas mercancías.
De indómitas muchachas.
De las historias que los viejos
susurran en el parque.
Del oro que derrochan los inviernos
y de un paisaje denostado,
llovido de pájaros enfermos
y de cíngulos desceñidos
para ciertas despedidas.
- Y parecen las calles
una consecuencia hostil.
Una efervescencia
tácita o fehaciente;
diluyendo sus pértigas de vidrio
en la salada espiral de los ecos.-
Y otra vez
oigo a los árboles hablar del sol:
que trasnocha,
que bebe demasiado,
que se consume
sin remedio en su infortunio,
que pregona su desdicha
en prostíbulos y tabernas.
Y que el mar (amante infiel)
es cómplice inevitable
de su absoluto desamor.
Se compadecen
los árboles del sol:
de su abandono,
de su alcoholismo
y de su derrumbe solitario.
© Jorge Moreno De Los Santos
3 comentarios:
Me encantó este poema, hablar con altura y nobleza de árbol, recorrer en fantasías, juegos y realidad la magnificiencia de la naturaleza y ofrecer un poema que me lo copio para volver a leer.
Un abrazo
Betty
Sutil inventario del hombre-árbol, desde la altura de la exacta palabra que todo lo envuelve y ennoblece; Gracias por compartir tus letras Poeta. Abrazo. Vic
imaginista, curioso y bien logrado este poema logra crear una imagen fantástica del sol, a partir de mirar los árboles y humanizarlo.
W.M.
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