Poema de Francisco X. Fernández Naval
STRANGERS
IN THE NIGTH
A
Terry Berkowitz
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Federico García Lorca (Poeta en Nueva York)
Cada día Nueva York sacrifica a la diosa miles de palomas,
millones de vacas y de cerdos, de pollos y de sueños.
Cada amanecer miles de patos y de pavos sin plumas giran en
el carrusel de las calles,
del shoping, del restaurante chino, del menú económico. Cada
mañana los peces
se vuelven abalorios.
El pollo sin hueso dentro del pato sin hueso, dentro del
pavo. Turducken,
metáfora del imperio. Las cosas, cuando procuran el orden
desvelan el vacío, y cada noche, millones de ratas rondan los cuerpos de los
mendigos,
de los desahuciados. Millones de ratas penetran en las
cuencas desorbitadas
por la sombra,
espantan a los gatos, correteando por entre las bolsas de
basura, negras y blancas,
que guardan los restos de los millones de vacas, cerdos,
pavos,
pollos, peces, patos y palomas que cada día se ofrecen en
festín sin mácula.
En el filo del estrés las ratas seleccionan los restos
orgánicos
y la memoria de los vencidos.
Escogen el aguacate,
la persea americana que llega desde el sur, encaramada a los
pómulos de la bestia.
Ola o fruto invencible de piel oscura y de palabras.
Las ratas perforan el plástico y penetran en el corazón del
estiércol.
El estrés no les impide escuchar el aliento de los hombres
basura,
los pasos, el motor del camión, las voces,
el rugir de los recuerdos. Los pasos y las palabras tienen
la piel oscura del aguacate
y sueñan en inglés, confiando en la bondad del imperio que
los redimirá de la noche,
del infortunio de las ratas, de la nostalgia,
del sacrificio matinal del abalorio y de la carne.
Yes I can,
repiten. I can, I want, I like. I want, I can, I like.
Salmodia del desierto.
Los desterrados recorren las calles conviviendo con el
estrés,
Con el roer de las sombras.
© Francisco X Fernández Naval
3 comentarios:
Realidad cruel y sin pausa que suma antes que restar, por lo cual, sin remedio, conviven con las ratas compartiendo techo y alimento.
Tremendo poema.
Tremendo poema ! Un abrazo Francisco
Excelente! Un enorme placer leerte.
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