24/6/14

Texto de Silvia Loustau



Para  qué 

para qué seguir moviendo las manos si no pueden tocar a las gaviotas que vuelan heridas; para qué seguir si la tierra que mañana nos cubrirá los párpados será el lodo que naveguen nuestros animales de la ira; para qué seguir si la muerte nos invade y nos paraliza con su neblina en el páramo de la noche; para qué seguir si tenemos el corazón bajo llave, esperando que nos toque el inexistente triunfo;

para qué seguir con esta farsa cuando mis    amados sólo respiran por los los  orificios de la muerte;

para qué seguir si la madrugada me trae el aroma de su perfume y su beso es un pez enterrado en mi boca; para qué seguir con estas manos vacías que sólo escriben cartas que me condenan; para qué seguir apretando los puños si el abandono del beso y del abrazo es mi propio destierro;

para qué seguir si se acabó la música en esta ciudad y sólo espero que mi memoria muera envenenada;

para qué seguir si la palabra ya no nos condena y sólo queda el poema tatuado en el cuerpo.

                                 (  work in progress)


© Silvia Loustau

2 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Estimada Silvia,
este poema me llega como un testimonio de desencanto,sin embargo al final está la luz en el poema que queda tatuado en el cuerpo y eso es motivo suficiente para seguir.
Un gran abrazo,
Juany Rojas

27 de junio de 2014, 18:17  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Después de la caída y la desolación sólo sigue levantarse y llenarse de sentido, a este poma le falta el contrapoema, la epifanía.
Con afecto
Walter

13 de julio de 2014, 13:41  

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