30/5/14

Poema de María Alicia Gómez de Balbuena


Me acaricias en todos los instantes
Aunque invisible estás en mis angustias
O en las aguas con que lavo heridas
Desde aquella mañana 
en que fructificó el aliento compartido
Fue tal vez una densa madrugada
O quizás cuando el sol ya se asomara
la vida se anunció
Y en ese ayer luego del grito consagrado
enmudecí al ver los jazmines
Que mil auroras destacaban ¡Blancos!
Y pude convivir en cauce seco  
Sin la humedad del lecho abandonado
Y crecí, en la caricia y en la espera
Sin embargo  a los jazmines del presente mío
los marcan las tinieblas
En los atardeceres de mi llanto
Y la calma eres tú…La Poesía
Eres palabra en cada desatino
Y sombra  y canto eres…
Y te busco en las arrugas de mi rostro
en la risa quebrada del olvido
Más eres también la carcajada
Compartida mil veces
¡Y ese gesto en la mueca de mis labios!
La cómplice aventura de los años…
Ya los huesos me dictan tu presencia
Que de caminos recorridos hablan
Y  la carne me dicta las urgencias
De los sueños que habitan mis mañanas
Y tú sigues allí, lamiendo mis arenas invadidas
Marcándome los pasos
Y yo, desnuda, me descubro  temerosa
Porque te espero, aún en el ocaso…


© María Alicia Gómez de Balbuena

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Me ha llegado el poema y acompaño tus palabras. Además, te quiero mucho amiga.

Lily Chavez

30 de mayo de 2014, 20:14  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio