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27/1/13

Poema de Paulina Vinderman


No me quejaría si pudiera hacer un buen óleo
de esta luz sobre el desdén nuevo de tus ojos.
Las largas sombras de la tarde viajaron hasta
el espejo del pasillo como una voz, clara voz,
acostumbrada a la verdad de las frías rocas anónimas
en la transparencia del viento.  

Ni vida, ni muerte ni tristeza.  

Ni orgullo ni declinación.  

Allí veo a la viajera que soy, columpiándome
en el sueño que me espera (¿una barcaza común?,
¿un sillón desfundado?).
En ese sueño vuelvo a Mayo, vuelvo callada,
tan callada que parezco no recordar.  

Había una caja de costura, con carreteles extenuados
y una rabia en la mitad de los nombres.
Intenté traducir.
Lo intento ahora, regresando a una esquina familiar,
apaciguada, al hacerse de noche. 

© Paulina Vinderman

6 comentarios:

  1. bella y simple pintura de emociones, con los distintos "tiempos" del corazón. La "caja de costura, con carreteles extenuados" me encantó. Gracias.

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  2. muy buen poema!...
    poder hacerse un óleo nuestro!
    cada verso dentro de una cadencia que sorprende tanto tu decir!...
    muy bueno el poema y gracias por compartir!
    Lidia CC.

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  3. Los ojos del otro han cambiado la mirada...Una voz que conocìa la verdad, un recorrido de las emociones en distintos tiempos de la memoria. Un lugar de Mayo, algo duele y aun no puede ser traducido desde la luz.
    Me encantò este poema! Y de paso quisiera hacerte llegar toda mi admiraciòn por tus letras, siempre me han conmovido y llegado profundamente.
    Cariños y mil gracias por estar presente en este bello espacio.
    Hilda Dìaz

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  4. CUANTO EXPRESA ESTE POEMA!!!

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  5. El óleo de la vida, de la muerte, de los recueros, un poema que constituye la versión idéntica de cada ser humano.
    Graciela Licciardi

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  6. Aparente simplicidad la de esta viajera que se columpia entre la luz y la sombra. Sumamente interesante, Lina

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