Un hombre
va al encuentro
del yo y
del otro
en la
cruz de la espada.
Sumergido
en el vértigo de Marte
viaja
hacia el morir.
Un cuervo
surca el cielo
oscuro
augurio
que ahoga
el canto
de una
paloma ultrajada.
La luna
creciente
degolla a
Venus
y golosa
se come la manzana.
El llanto
de un niño
pasajero
del mañana
se pierde
en el estallido
de los
cañones.
© Anny
Guerrini
Qué final Anny! Intenso poema, intenso
ResponderEliminarLily Chavez
Qué final Anny! Intenso poema, intenso
ResponderEliminarLily Chavez
Un poema que se trae la fuerza de los cañones como lo menciona donde la niñez es abatida...es muy contundente y firme tu decir en la palabra
ResponderEliminarGraciela Licciardi
La crueldad de la guerra expresada en un poema original e intenso. Gracias, Anny.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella
Surcar los ríos impredecibles de la poesía irse viajando entre sus aguas
ResponderEliminarhabitarse luz
eso me suscita tu poema
con aprecio
W.m