25/1/13

Poema de Eduardo Alberto Planas


Dolores II


 “Mi voz: pequeña línea, pequeña canción que me separa de las cosas.”
Jacobo Fijman

Si me duelen tanto  los dolores ajenos:
¿Qué haré con los propios?
¿Ocultarlos?
La vida es este dolor punzante
y aquel que carcome las heridas
y los días.
¿Será que tengo que aprender algo
y no sé que es todavía?
¿De qué se trata este  juego?
¿Por qué  y para qué?
¿Alguien sabe?
¿Quién es el jugador
y quien es la carta?
        ¿O será mi voz que no alcanza?

© Eduardo Alberto Planas

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11 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bien!! pero sobrevivimos con los dolores propios y los ajenos, porque precisamente la vida ese dolor punzante que a la vez se cruza con la luz. Esas palabras de Fijman son una delicia!

Lily Chavez

25 de enero de 2013, 13:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy bien!! pero sobrevivimos con los dolores propios y los ajenos, porque precisamente la vida ese dolor punzante que a la vez se cruza con la luz. Esas palabras de Fijman son una delicia!

Lily Chavez

25 de enero de 2013, 13:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

"se hace camino al andar", Eduardo, creo que nunca se sabe, pero aún nos queda la palabra.
Abrazo
Alicia Perrig

25 de enero de 2013, 14:55  
Anonymous Anónimo ha dicho...

el dolor propio, eduardo, sabemos que nos espera en algún camino, pero el dolor ajeno nos humaniza cada instante más. celebro tu poema. un abrazo.susana zazzetti

25 de enero de 2013, 16:50  
Blogger Rolando Revagliatti ha dicho...

Del todo me identifico con tu impronta en este poema, Eduardo (un tango hay también que no recuerdo con la suficiente fidelidad como para citarlo). Y suelo desesperarme. "¿O será mi voz que no alcanza?"


Rolando
*

25 de enero de 2013, 17:32  
Anonymous Anónimo ha dicho...

El dolor es sin dudas nuestro compañero cotidiano , no podemos liberarnos de el porque es parte de la vida , lo importante es sobrevivir con el en la mochila

maria elena tolosa

25 de enero de 2013, 21:13  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Buen poema y es interesante lo que dice Maria Elena, el dolor es nuestro compañero cotidiano con más o menos intensidad, nos acompaña siempre.

Victor E. Vazquez

27 de enero de 2013, 11:59  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Buen poema y es interesante lo que dice Maria Elena, el dolor es nuestro compañero cotidiano con más o menos intensidad, nos acompaña siempre.

Victor E. Vazquez

27 de enero de 2013, 11:59  
Blogger Liliana ha dicho...

Mil veces me hice esas preguntas. Muy buen poema.

27 de enero de 2013, 20:33  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Un poema con interrogantes propios de la vida, la existencia como referente a lo incierto, al futuro que no conocemos a la propia vos que a veces nos traiciona. Bello
Graciela Licciardi

2 de febrero de 2013, 18:07  
Anonymous Anónimo ha dicho...

la pregunta esencial está dicha... ahora que sigue?
somos la herida de dios
la imagen de su fragilidad
W.M

15 de febrero de 2013, 22:27  

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