La última vez que nos vimos
ibas
a contarme una historia.
De su continuidad dependía
casi todo:
nuestro amor demorado
—como pasajero de
aeropuerto—
nuestra fe en la belleza de
la incertidumbre
y la luminosidad de un
pobre follaje
de un departamento sórdido
reemplazando los jardines
del harén.
Quedamos congelados en una
escena extasiada,
en una fotografía (rota)
que nadie tomó.
Si pudiéramos unir los
fragmentos
haríamos una colcha de
retazos
para abrigarnos durante el
oscuro invierno por venir.
¿Demasiado tarde?
Creí ver un pelícano en tus
ojos,
un pelícano que una vez fue
mi amigo
toda una tarde en el
Pacífico.
Para un halcón solitario
(como yo)
fue una epifanía.
En el risco, quedaron
plumas tornasoladas:
preciosos testigos que
apenas miré,
un segundo antes de salir a
cazar,
como si nada.
© Paulina Vinderman
Querida Paulina. Hay quienes dicen que ya todo esta escrito..pero no es asì. Me doy cuenta por tu forma de decir.
ResponderEliminarGracias mil.
Andrea.
Querida Paulina, leerte es redescubrir el mundo. Gracias p!or tanta belleza
ResponderEliminarSorprendente. Como siempre
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Perrig
Querida `Paulina, sutil poema sobre el amor y la necesidad de una trama que un. Podrá ser historia, trozos de una foto que no existe,colcha que los abril. El yo poético cree haber visto un pelícano en sus ojos (símbolo del amor), pero el yo es cazsador y cruel ¿habrá tiempo todavía? Como siempre, retórica muy original. Un abrazo
ResponderEliminarIsabel Llorca Bosco