14/8/12

Poema de Isabel Llorca Bosco



LA CLIVIA

A la poeta Elena Caricati Pennella,
que vio las dos clivias.


Imaginando el patio morado de tan frío,
miro de pronto por el vidrio
y sorprendo a la clivia floreciendo
bajo un chorro de sol.
La tarde de agosto se ha alejado
detrás del árbol transparente
y deja en primer plano la copa plena
que desborda.
De pronto la clivia se ha encendido
con el ardor de una mujer madura
que –suponía- no iba a ser más deseada.
Si es propio del otoño dispersar,
la flor ha condensado
todo color cálido que ha salido a su encuentro.
Naranja en gajos, en pétalos traslúcidos,
fileteados de oro.
Su cáliz es un cáliz
(los insectos sabrán de su dulzura).
Antaño reservaban estas varas, antorchas,
que luego llevarían a la bóveda,
para aquel que era joven y poeta.
Tal vez el resplandor de su hermosura
lo despertara para contemplarla unos instantes
Débil la miro erguida, despreciando los látigos del viento
Porque es única y múltiple. De ahí su fuerza
aunque me supere en años y en visiones.
Ya es la corona primaveral que adviene,
alto su engarce de áureas azucenas.
En los umbrales
de la edad y de la noche,
ha prolongado la tarde con esa luz final.
Y pensar que yo creía hasta ahora
que el tiempo era implacable
y que el invierno
era el invierno.


© Isabel Llorca Bosco
Imagen enviada por la autora del poema

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11 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

me maravilla la imagen de la clivia encendida como una mujer madura.no ubico a esta flor por su nombre, pero tu poesía me la entrega fresca y turgente. ésto hace tu arte poética. susana zazzetti.

16 de agosto de 2012, 13:50  
Anonymous betty badaui ha dicho...

Es pictórico, me encantó, sobre todo el enlace con la mujer.
Un abrazo.
Betty

18 de agosto de 2012, 15:37  
Blogger Cecilia Ortiz ha dicho...

Querida Isabel, me gustan las imágenes de tu poema. Todo él transcurre en colores/sensaciones y el final "Y pensar que yo creía hasta ahora/ que el tiempo era implacable/ y que el invierno/ era invierno" deja en el aire o dentro del lector una esperanza delineada y ensamblada con el presente que se escapa. Siempre.
Abrazo grande y Me gusta!

Cecilia

18 de agosto de 2012, 15:51  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Emocionante , yo creia que el tiempo era implacable, bela forma de describir a la mujer

maria elena tolosa

19 de agosto de 2012, 1:44  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel querida,
el recuerdo florece en la clivia, que es toda poesía. El atardecer y su luz final prolongan, a mi entender, el tiempo de la creación. "yo creía... que el tiempo era implacable y que el invierno era el invierno"
Un abrazo
Estela Barrenechea

20 de agosto de 2012, 10:29  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel querida, mandame al mails este bellísimo poema, que me fue llevando sobre una nube de placer, ese patio morado de frío no hizo más que adentrarme en el resto de las imágenes y cobijarme en la satisfacción, hermoso hermoso poema.

Lily Chavez

21 de agosto de 2012, 9:32  
Blogger Adriana ha dicho...

Querida Isabel: tu poema me regresa a la belleza, ésa que parte de la palabra e interna en un mundo maravilloso de color y luz. Es un texto bellísimo, digno de una galería de pintores. ¡Gracias! Un abrazo. Adriana Maggio

21 de agosto de 2012, 12:57  
Blogger ©Claudia Isabel ha dicho...

Excelentes imágenes! Un placer leerte

21 de agosto de 2012, 15:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Isabel: esplendorosas imágenes para darnos ese canto del cisne de la clivia, que comparás con la mujer madura, y que derrota al tiempo "yo creía que el invierno era invierno". Los colores y "ese chorro de sol" que la vivifican, entran en ella como "una copa". La naturaleza, es cierto, nunca deja de sorprendernos, como la vida. Canto a la fuerza de eros, la pulsión solar que enaltece. Imágenes entretejidas que permanecen con nosotros Irene Marks

24 de agosto de 2012, 12:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Isa: La belleza de este poema me recuerda a aquél de la casa en la playa en pleno mediodía...aquí encuentro una relación entre el tiempo y sus leyes, el invierno que es invierno y el otoño que dispersa y el milagro del instante: la plenitud de la clivia nos regala una nueva visión de las edades y de las noches...la intensidad posible de cada cuerpo/alma, el sol del deseo en cada acto, la posibilidad del milagro, la ruptura de lo previsto/previsible: una clivia de fuego en pleno invierno, beso amiga, María Chapp

28 de agosto de 2012, 21:13  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Esta clivia es para guardarla toda en el corazón y visitarla cada día, cada invierno. Estupendo texto, amiga.

Jorge Luis Estrella

30 de agosto de 2012, 21:50  

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