14/8/12

Poema de Laura Massolo


LA VELA

El aire de una vela apagada es un aire oscuro.
Fósforo, nomás, y alumbra;
Pero, mientras, el aire de una vela apagada es un aire de intervalo,
de cosa en espera,
de conjuro que se interrumpió de golpe
porque, de golpe, se abrió la ventana con el viento.

Es decir, que el aire de una vela apagada es un aire triste,
de cosa que parió y lloró,
de resplandor que ya no resplandece,
de lo que sirvió y no sirve.

Una vela apagada tiene sinuosidades al costado,
una serie de caminos de gotas que se quedaron quietas por el frío.
Y cierto capricho en las formas:
Puede flotar en un lago seco y el lago seco es una sustancia derretida pero sólida,
como el tiempo;
porque el tiempo se calibra con esas artimañas,
con la extrañeza de lo que sobreviene y se funde;
y el producto de la llama resulta terminar en charco.


El aire de una vela apagada puede remitir a la idea del fracaso.
Milagro
o santo,
es algo por algo,
con una sensación de diligencia mutilada en el desamparo del pabilo negro,
en el dejo de humo.

Corte de luz o año que se cumple,
es noción de todo lo que pasa por un soplo, como un soplo.

Una vela apagada,
con ese contorno de lágrimas y con toda la tristeza,
deriva en una mezcla de iglesia, entrega y padrenuestro,
de verbo arder en estado de latencia
que trata de justificar el argumento de la luz así como nosotros justificamos nuestros errores;
como cuando espiramos un intento antes de hora
para no caer en la tentación de consumirnos
en el mismo fuego del infierno.


© Laura Massolo
Pintura: Hermel Orozco


4 comentarios:

Anonymous betty badaui ha dicho...

A partir de una vela qué buen poema con implicancias filosóficas, muy original-
Betty

18 de agosto de 2012, 15:33  
Anonymous Anónimo ha dicho...

A mí las velas me hacen recordar a un poeta que se fue hace poco. Y lo de la ventana, el viento que entra de golpe me llevó para donde yo quería y eso es lo magnífico en la poesía, hacer que la palabra vuele hacia donde el sentimiento lo pide. Te mando un beso Laura, toda mi admiración

Lily Chavez

21 de agosto de 2012, 9:35  
Blogger Isabel ha dicho...

Querida Laura, el mes pasado escribí sobre una vela con la luz que se está debilitando pero cuya llama no se ha extinguido Este mes escribís vos sobre una vela que se apaga y el poema me impresiona. Está perfectamente construido, hermosísimos los soplos y esa idea de "fracaso= Cantás, reflexionás y nos movés a pensar con la cruelded de lo cierto en todos los "conjuros" y "justificaciones" que nos hacemos constantemente para poder con esta vida y con nosotros que la arrastramos, con las treguas de este infierno que estamos habitando. Tu poema trata del momento en que las cosas se interumpen, en que vacila nuestra fe. Podemos encerderla de nuevo pero hay un largo espacio de "humo negro". Vaya a saber cuando podremos prender ese fósforo. Además ya no es lo mismo(sin embargo, el mismo Moisés golpeó dos veces la piedra para que surgiera el agua y se perdió de habitar la tierra prometida . Y este acto, bellísima reconstrucción del Padre Nuestro ocurre cada día, es nuestra forma de vivir: ansiedad por un lado, seguridades por otro.
Muy bueno, amiga en Facebook,reconocida entre las "grandes".
Un abrazo
Isabel Llorca Bosco

22 de agosto de 2012, 17:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Magnífico Lauri!
Cuántas cosas, cuántos costados tienen las cosas para conmovernos desde su misterio inanimado. Cuántas connotaciones encontraste de la mano de las imágenes y los paralelos.
Siempre, admirable tu poesía.
Abrazo,
Gra Bucci

29 de agosto de 2012, 1:27  

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