6/1/12

Poema de Rubén Gómez


(fuego)

es el olor a nafta y las ganas de fósforo /
entonces /
el piso de fuego: encendida la tierra y las baldosas parejas de fuego /
la cama ardiente / y la música crepita /
las llamas danzan y cambian para no morir /
no vacilan //
se sienta en sillas de fuego /
seducido / si /
y la mesa se quema desde su mano /
su mano es fuego /
fuego / fuego /
juego amarillo y las cenizas que vuelan //
una lengua de fuego se posa en una botella /
se quema el vidrio / imposible /
su lengua quema el vidrio / imposible /
las llamas adentro de su fuego /
no se cansa / no se consume /
desde el calor hacia afuera /
nada puede cercarlo /
encerrarlo / apagarlo
un todo fuego /
siente olor a nafta / entonces /
entonces / el cielo de fuego:

© Rubén Gómez
Foto: Gustavo Tisocco

8 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Algo dantesco enciende tu poema , muy bonito

maria elena tolosa

7 de enero de 2012, 11:19  
Anonymous Anónimo ha dicho...

El poema es todo fuego, y tiene sensualidad y un murmullo que hay que buscar, saber de donde viene.
Besos Rubén.

Lily Chavez

8 de enero de 2012, 13:59  
Blogger David ha dicho...

Arder es la única constante del hombre, arder en las palabras y en la vida misma.
Felicidades y abrzos.

David Rosales

9 de enero de 2012, 15:58  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Tu poesía deja la inquietante sensación que algo terrible ocurre con tanto fuego. Una especie de "fuera de campo", donde lo más importante es lo implícito de la situación. Bravo.

9 de enero de 2012, 16:54  
Anonymous Anónimo ha dicho...

A pesar de tanto fuego, el intelecto parece dominar el poema y conducirlo a buen puerto. Me gustó mucho.

Jorge Luis Estrella

10 de enero de 2012, 21:36  
Anonymous Anónimo ha dicho...

todo fuego en un Todo poema
que arde
desde graciela abrazo

16 de enero de 2012, 10:50  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

El fuego da calor, ilumina, danza en tus versos.
Un abrazo

26 de enero de 2012, 0:00  
Anonymous Anónimo ha dicho...

David Antonio Sorbille dijo...
Gran poema, Rubén. Un abrazo

27 de enero de 2012, 0:18  

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