4/1/12

Poema de Isabel Llorca Bosco


LOS SITIOS DE LA ESPERA

Horas y horas
a la sombra dorada de un vitral.
Es que intentaba ser mejor.

Horas
en los pasillos de hospitales
esperando estar mejor.

Será que en estos ámbitos
no pasa nunca el tiempo.

Acaso sea posible mejorar
cuando la vida se detiene
y el silencio vuelve a cerrarse
como el agua después de una pedrada.
Pero no es lapidario ese silencio.

Sesgo de eternidad interrumpe
el ejército de días alineados
que apenas nacen, marchan.

Yo trataba de pensar mi crecimiento
para no desconocerme
en el último día.

Y ahora vuelvo al patio
jaspeado por la luz de otras horas
y descanso las manos y los ojos
en el muro, donde la enamorada
deja su mancha de poesía,
que el eco de la sombra va dictando
y que otra luz corrige.

El patio, el corazón de la manzana,
la ínsula que soy capaz de gobernar.
Los ruidos de la calle chocan lejos, como las olas.

Las piezas miran el centro,
donde un limonero seco crea
una nueva instancia temporal,
una nueva añoranza.

La enredadera
–que es planta y es pared
y no sabe de límites–
sube y se cae
como el agua,
como el tiempo,
como la cera
de una celebración perdida,

como la llama
de un amor incompleto.

Y antes de que yo parta,
el limonero empieza a despedir
un olor fresco y ácido
de soles siempre verdes.

© Isabel Llorca Bosco
Foto: Gustavo Tisocco

14 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Todo el paisaje conjugado en la celebración de la vida y del amor.
¡Me encantó tu poema, Isabel!
Aplausos, bises y besos
María Rosa León

5 de enero de 2012, 12:45  
Anonymous Vivina ha dicho...

En estas lineas, recuperas el fantasma de memorias que juegan entre espacios sagrados y profanos.
De una superacion que anclándose en el patio de la infancia, evoca una enamorada que sube y se cae,que dicta y corrige.
Tu limonero seco,eternamente despedirá olores de soles siempre verdes.

6 de enero de 2012, 13:54  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hermosa poesía!. Me llevó a cada sitio que ibas pintando, como en un recorrido silencioso, respetuoso de algún enigma.
Algunos versos me dejaron pensando: creo que no hay forma de crecer que no sea de la mano del desconocimiento y para esto ningún pensamiento nos prepara.Algo bellamente dicho, para mí, cuando hablás de todo lo que se escribe en tu patio entre la luz "de otras horas", la poesía que escribe la enamorada, el dictado del eco y la corrección de otra luz.Nada podría prepararnos para semejante milagro!
Un abrazo
Amalia Zacoutegui

9 de enero de 2012, 12:47  
Blogger Isabel ha dicho...

Gus, gracias por esa foto que es una cortina de frescura adherida a lo que ama. Demuestra una afinidad entre nosotros
Un beso
Isabel

11 de enero de 2012, 10:47  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel, me dejaste con la boca abierta y el corazón acelerado. Estupendo, sencillamente estupendo. La foto ayuda para que el goce sea total.

Jorge Luis Estrella

12 de enero de 2012, 21:58  
Anonymous milagros rodriguez ha dicho...

Isabel ¡Que placer leerte! Un poema mejor que el otro ¡Bravo!

13 de enero de 2012, 16:37  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel:
una espera que es esperanza apoyada en una sumatoria de imágenes que golpean con realismo y belleza.
Cuánto dicho, cuánto misterio sugerido, cuánta poesía desprendida de los versos.
Siempre es placentero asomarme a tu poética.
Gracias desde ya por tu felicitación (por el Arístides).
Cariños,
Graciela Bucci

15 de enero de 2012, 2:35  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hay en este poema una nostalgia por lo ido, por la ausencia, sin embargo esa nostalgia es bella pues se gesta en lugares que sugieren calidez como los vitrales y ese patio, que pareciera encantado y cómo no si el limonero a pesar de estar seco aporta un final optimista y fragante de vida.
Un gran abrazo,
Juany Rojas

18 de enero de 2012, 23:06  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Existe un momento de la vida donde la fugacidad nos hace recorrernos y reconocernos, me encanto tu poema y siento que hay una similitud en las personas ante la posibilidad del ultimo dia.
Bello. Patricia Corrales

19 de enero de 2012, 16:24  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Pincel vigoroso el tuyo, Isabel.Arrastra el colorido, lo humedece con sensaciones y deja frescas las imágenes como si fueran las tentadoras uvas del Eden. Casi edénica, si , tu palabra poética chisporrotea ante nuestra sensibilidad.

Susana Giraudo

23 de enero de 2012, 23:11  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Isabel: tiempo y eternidad en tu poema, donde sòlo el pensamiento no alcanza para una conciencia de sì, y el salto es la entrega a la luz y sus variaciones, a aceptar lo incompleto de toda experiencia humana y al deleite taurino de los aromas y colores que nos acompañan y nos sobreviven...una visiòn del mundo muy femenina que no anhela gobernar màs que su patio y a partir del patio, lo ìntimo, lo pequeño, celebrar la Enorme Luz, un besote, Marìa Chapp

24 de enero de 2012, 11:29  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Pude ver toda tu descripción, mientras el aroma del limonero me visita.
Maravillosos tus versos!!!

26 de enero de 2012, 0:19  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Isabel: Tu poema llega hondo. La nostalgia y la luz lo invaden. Los claroscuros de tu paleta poética se conjugan para abrir el camino de los recuerdos.
Una frágil y sensitiva niña mira a través del vidrio para despojarse de sus miedos y alcanzar las imágenes de ese futuro incierto, mientras el limonero, como el Árbol de la Vida, está allí de pie, con su fragancia exquisita.
Con la misma exquisitez de tu alta Poesía. Un abrazo. Liliana Lapadula

29 de enero de 2012, 7:06  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Isabel, cuántos pensamientos, reflexiones sobre el tiempo y el silencio. Los días que transcurren, detenidos. "Pero no es lapidario el silencio".Hay una vida que se contempla, que se goza, que se intima: la enredadera, el limonero. Ahi está la esperanza!
Todo muy bello!
Un gran abrazo
Amalia Abaria

14 de febrero de 2012, 14:40  

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