6/12/25

Poema (Fragmento ) de Antonio Tello

 


es tan difícil vivir entre las tinieblas

saber que tienes cerca aquello que deseas

y que  no obstante  la distancia es casi insalvable

¡cuánta energía consume la oscuridad!

te mueves y es como si te quedaras quieto

pues tu movimiento es un giro sobre ti mismo

tentando el vacío con los brazos como bastones

y quieres ser el bastón para llegar antes a ese

lugar que tus ojos abiertos no ven 

pero el bastón no siente lo que tú sientes y sigues

con tus pasitos circulares     pegados unos a otros 

anciano de impotencia   creyendo abrir tus

sentidos al día     a las exhalaciones de la tierra

  a los sonidos y a las visiones de un deseo que

está al otro lado    más allá de las sombras

 

mira bien   abre tus ojos ciegos   acaso

 

el árbol   el agua   la piedra   el insecto

el mínimo soplo  la exigua brizna  son voces                

                                     reflejos de esa voz

que te multiplica hasta perderte

en el mundo de lo no dicho

 

no no puedes cerrar los ojos

ni confiar tus pasos al tacto del bastón

si quieres tocar  

         sentir en tus dedos el verbo inmóvil 

trizar ese zumbido que oculta las palabras

              en el secreto 

                                  

           abre bien tus ojos de carne  y mira    

cómo las bandas armadas de los dioses

arrasan las aldeas  graban con sus lanzas

       runas sagradas en el cuerpo de las víctimas    

frases muertas  que  abandonan  colgadas del

árbol  donde   dicen  

            recibieron el don de la sabiduría

 

 

tarde sé de la inutilidad del instinto que persiste

agotándose lentamente  

he dicho tarde   cómo puede ser tarde o temprano

en este lugar de frases iguales y distintas    cada una

cada una con la ausencia 

cada una con la presencia del río que fluye tarde y temprano 


 

   porque no es posible un pacto con el silencio

y crees que la voz es sólo vibración de la carne

eres un yo de tiempo que se desintegra      que dimite

del mundo y la memoria    un yo traicionado

por la luz que enmascara tu conciencia de estar

un yo traslúcido      acaso vestigio de una mirada

animal o humana      que busca asidero entre dos abismos      

que en la intemperie oye toser las almas de los pobres    

     y permanece inmóvil


 

la voz que nace de la angustia

 

te divide y condena  a la inmovilidad

 

al adiós pintado en las paredes del laberinto

 

    y así   sujeto    tú / yo al instante de una calle

 

      oyes los cantos de las conciencias  náufragas

 

 y   no dices yo       no dices yo 

 

los cuerpos deshabitados de los apátridas

 

© Antonio Tello

(Fragmentos de Lecciones de tiempo)

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