Poema de Marcos David Porrini

 

 

Artaud plegaria

 

Mírame desde arriba de tus alas,

¡oh sacudiendo el cielo!

Multiplica tus castigos sobre mí.

Gran mensajero, aquí estamos

para derrumbar las cadenas.

¡Oh Jesucristo! ¡Eres el mismísimo diablo!

Tú que bostezas con una sonrisa

galopando hacia una Era fresca de liberación,

¡hazme payaso de tu broma!

Esta quimera, este prodigio terrible

me persigue a través de los vientos.

¡Oh luz dueña de paradojas!

Luz espantosamente blanca,

te espero agraciado en la cúspide.

¡Te aclamaré con aleluyas,

único rey de los diablos! Yo

soy Artaud, yo que canto,

soy el detonador de rimbombancias.

Digo lo imposible para provocar el milagro.

¿Por qué te mueves entre las nubes?

¡Irrumpe en los imperios de la realidad!

Te llamo a descender en el aire

como una rítmica inundación de alegría.

Jesucristo, mi sol doloroso, ¡venga

el fuego de tus celos a la casa de Artaud

el orador de los mundos condenados!

Tú eres mi laguna, mi lago inmenso,

mis alaridos se derraman sobre tu suelo mutante.

Bendíceme con la poesía, tú

que eres anarquista, ¡delírate conmigo!,

sálvame de las águilas negras,

abrázame en tus alas de metal,

¡y concédeme la transgresión!

pero no me temas: el Niño

se ve ya Gigante, y de risa

reverbera sus cándidas demoliciones

en el jardín lleno de plegarias.

 

© Marcos David Porrini