Poema de Vanesa Almada Noguerón
EMPUJANDO EL BORDE
hubo un tiempo en el que mostrábamos
con un orgullo que no queríamos nunca disimular
el grosor de los discursos
alguna fuerza desde el borde –es cierto–
nos empujaba
o tal vez era yo misma empujando
era yo sola empujando
por esas puertas que al final iban a estar
llamadas a abrirse
los corazones a la intemperie
en la vitrina unos poemas muy viejos
alguna flor que en su momento
no supimos identificar y lo espléndido
siempre lo espléndido entre lo simple
lo suspendido
y lo que está a punto de alejarse
lumbre
para hacer brillar los gestos
la duración de un encuentro
los corazones a la intemperie
latones de fuego en la vereda
y unos gritos cristalizados
empecinados en apagarse
tanta imprudencia se ve
nos fue moldeando los únicos tres o cuatro pensamientos
que presumíamos como dueños
de una época
los corazones a la intemperie
gotas de sangre de espuma o de llanto
la sal de ese mar que descuidamos
todavía rota todavía con la ilusión intacta
de atender
en un abrir y cerrar de manos la dermis de las llagas
y nuestros nombres
hechos de arena sucia y de basura de playa
nuestros nombres
que nunca nadie va a volver a decir juntos
nuestros nombres
empujando el borde
los discursos
las puertas
los finales
© Vanesa Almada Noguerón
Etiquetas: Vanesa Almada Noguerón
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