Noemí Correa Olivé comparte a Guidi/Micetich/Mendizaba
dijo mi madre
a mi vieja, por darme la vida dos veces
dijo mi madre un día
que el nombre que me habita
era de un espíritu libre
me dije que quizás paloma fuera
para pasar entre las rejas
que tantas formas adquieren
con las golondrinas se fue mi madre
al lejano territorio del dolor deshabitado
a cocinar con sabiduría de azúcar
el membrillo que al hierro carcome
me quedé solo enseñando a mi paloma
a regresar cada noche
para tener en el relato de su vuelo
noticia del mundo de los hombres
y traía ella en su pico cada día
una gota de mermelada de membrillo
hasta que la dulzura pudo
disolver el presidio
© Guido Guidi
Grado cero de la lengua
“A cuore scalzo ad
aspettare i piedi sopra il cuore…”
Busco la primera palabra
aquella pequeña mariposa
que vuela en la seda del cuaderno.
Una por una cada sílaba
desciende al menos un millón de veces
y las sueño en los abalorios que tejo
con el corazón descalzo
preparada para encontrar
el color de aquel océano mar.
Obedezco al motivo del aire
y al salmo desde el refugio de una lengua.
No sé si el motivo ordena el caos
expectante entre tu voz de cielo y de tierra sabia.
Sin dudas, los encantamientos vuelven a escribirse
en las amapolas creciendo sin tiempo,
en el grano de trigo buscando el agua serena
en la tarde que cae cuando afina la luna
o en los tenues aleteos de
mariposas en secreto.
© María Cecilia Micetich
El heraldo antiguo
Hierve la bocanada oscura,
derrama un cielo que no espero.
Diciendo ser otra alumbro la ruda
del agosto, esto me conmueve.
La belleza del gesto es un acto promiscuo,
me obliga a sentir en mi pecho un atropello,
un torbellino muerto y urgente
que torna agónico este lucero.
No hay demencia en la rosa.
Ni carne, ni linaje, muero plebeya.
Es infinita la lluvia de tu lengua-saeta.
Galopa un trono en la sombra de mi dolor antiguo.
Nunca negué la Poesía.
Advertida yegua troto mejor que nadie,
y mi lazo de palabras trata de una estrella que amo y me
ama.
Con el libro mejor amado bajo el ciruelo
me cubre la lluvia
y agradezco la demencia del aljibe que me inspira.
Del fruto secreto sé más de lo que pienso.
© Sandra Mendizaba
Etiquetas: Noemí Correa Olivé
4 comentarios:
Excelente entrega Noemí.
El grado cero de la lengua de Micetich tiene el encanto y el esplendor de las imágenes hechas sentencias... "en la tarde que cae cuando afina la luna" por ejemplo.
Logrado también la riqueza expresiva de Mendizaba...
"Del fruto secreto sé más de lo que pienso"
Muchas gracias
Saludo desde Córdoba
Caro Bimbo, alto más alto!
Excelentes poetas, no conocía a Micetich y Mendizaba,gracias Noemí.
La poesía del querido Guido Guidi exquisita y potente. Hermoso aporte al blog.
gracias Noemí por compartir. Excelentes voces. Los versos finales del poema de Guidi duelen, conmueven, sacuden. Tremendos poetas trajiste al sitio.
Un abrazo
claudia
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